5Pasa con los idiomas algo similar que con las personas. O se los quiere o se los odia, pero se los juzga solo al escucharlos. Algo así como “dime lo que hablas y te diré quién eres”. Más aún, hay una especie de química idiomática. Las lenguas repelen o atraen como las personas.

Puro estereotipo. Los idiomas nórdicos tienen una triste presencia en los afectos. Amar en alemán no es lo mismo que hacerlo en francés, una fiesta en portugués suena más divertida que una  sueca.

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Italiano para principiantes es una película danesa. Hay que partir entonces del hecho de que se habla danés casi todo el tiempo con apariciones especiales del italiano que un extraño grupo de nórdicos quiere aprender. El idioma es una excusa para contar la historia de seis personas, entre 30 y 40 años, que están vinculadas por la soledad no deseada.

Sorprendentemente, esta película ha sido catalogada como comedia. Algunos críticos hablan de carcajadas. Afirmar algo así es tan absurdo como hablar del insoportable drama humano  Loco por Mary.

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En Italiano para principiantes, pérdida tras pérdida (mueren padres, madres, esposas), estas mujeres y hombres van tras la búsqueda del otro: aquel ser que va a ocupar la mitad de nuestra alma o al menos la mitad de nuestra cama en el camino a la vejez.

La directora Lone Scherfig, quien también es guionista de esta historia, ha definido a su película como “la primera película Dogma de la nueva generación”. Dogma es ese movimiento cinematográfico que ha producido insólitos, experimentales y difíciles filmes nórdicos como Los idiotas, Celebración o Mifune.
Italiano para principiantes no sigue ese estilo satírico, polémico y desmesurado de las películas Dogma, al contrario, tiene más elementos en común con una inteligente película romántica hecha en Hollywood que con la extraña y a veces insoportable Los idiotas de Lars Von Trier.

Esta característica nos lleva a una sola reflexión: la vida real, cuando está coloreada por la ilusión amorosa, es hollywoodense y cuando se siente la emoción inicial del romance que empieza, siempre se piensa que habrá final feliz.

Segunda reflexión: toda persona es cursi (aunque sea Dogma) cuando flota en las nubes del enamoramiento.

Por eso es que, a pesar de que está atravesada por alcoholismo, violencia verbal, abandono, viudez, muerte, traición, eutanasia, disfunción eréctil, desempleo y un montón de otras tragedias , Italiano para principiantes no es una película desesperada, oscura o deprimente. El amor, como lo anuncia el Nuevo Testamento, es el gran redentor de los seis solitarios.

Ese amor está encarnado en el idioma italiano. No es coincidencia que todos estos solteros quieran aprender la lengua de Dante. Tampoco es coincidencia que todos terminen juntos en las lecciones de italiano repitiendo con acento germano: buon giorno.

Es grato escuchar a los daneses hablar en italiano, aún más en ese viaje a Venecia a la luz de las velas con miradas de un romanticismo optimista. Solo falta al final la leyenda: “Y vivieron felices para siempre” escrita en italiano.