El escritor peruano Mario Vargas Llosa reiteró este sábado, en Lima, tener una obsesión "casi demoníaca" que le empuja a buscar una obra maestra literaria, como le ocurría a la escritora francesa Flora Tristán y a su nieto, el pintor Paul Gauguin, personajes de su última novela.

"Esta obsesión me sigue apasionando desde los años setenta hasta ahora, porque son esas cosas las que tienen un poder irresistible que me obliga a escribir", aseguró el escritor durante la presentación en la capital peruana de "El Paraíso en la otra esquina", su última novela publicada por la editorial española Alfaguara.

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Para Vargas Llosa "esa obsesión y lucha contra la resistencia por la que pasa toda estación de tipo místico, literario o político" está simbolizada en los dos protagonistas de su última novela, "en la que ambos personajes buscan su propia obra maestra rompiendo los límites".

"La obra maestra que busca Tristán es una sociedad justa entre hombres y mujeres donde no exista la violencia, mientras que el objetivo de Gauguin es crear piezas artísticas que expresen su idea de la felicidad en la que los deseos sean estimulados en vez de reprimidos", explicó el escritor peruano.

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En "El paraíso en la otra esquina", el autor habla de los sueños que movilizaron a Tristán, feminista y socialista utópica del siglo XIX que luchó contra la discriminación, y a Gauguin, quien en su búsqueda por la belleza artística emprendió un viaje a la Polinesia.

A pesar de la pasión común que ambos personajes compartían, Vargas Llosa indicó que tenían actitudes opuestas en la forma que expresaban su sexualidad, uno de los elementos centrales de la novela.

"El sexo está presente de forma abierta en Gauguin y, por omisión, en Tristán", indicó el también autor de "La Fiesta del Chivo" y "La tía Julia y el escribidor", entre otras muchas novelas.