Ronaldo Nazario, el rey de Yokohama, cuajó una de esas actuaciones que entran de golpe en los libros de historia, plena de eficacia y hasta espectacularidad, con la que el Real Madrid destrozó el sueño del Manchester United, por 4-3, y se metió con jerarquía en las semifinales de la Liga de Campeones.

El Juventus de Turín, su rival en la penúltima ronda del camino a la Décima, habrá comprobado que si el Real Madrid tiene el balón dispone de tanta calidad en su parte delantera que hasta sin Raúl González, operado el lunes de apendicitis, superó un examen de la trascendencia de este con sus armas de toque, manejo y pegada, y en esta última faceta hay pocos jugadores como el fenómeno.

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Del último enfrentamiento de hace tres años en el Teatro de los Sueños aún sigue muy fresca la enorme jugada del argentino Fernando Redondo y los dos goles de Raúl, y a partir de ahora se recordará el grandísimo encuentro de Ronaldo, como así reconoció la magnífica afición local, que despidió al brasileño cuando fue sustituido por Solari con una ovación de gala y puesta en pie, todo un ejemplo de deportividad que no se repitió cuando se marchó el inglés Steve McManaman. Y es que nadie en el campo olvida su pasado del Liverpool.

El encuentro de vuelta tuvo unos preludios inesperados y sorprendentes, porque ambos técnicos se guardaban una bomba. Sir Alex Ferguson la de la suplencia de un jugador emblemático como David Beckham y Vicente del Bosque la de la titularidad de McManaman en detrimento de Flavio Conceicao, así como la ubicación de Guti en la medular para aprovechar su manejo de balón y su visión.

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Al entrenador español le salió mucho mejor la jugada, indudablemente, porque el Madrid mandó el partido a su antojo en la primera media hora y, encima, Guti conectó con Ronaldo a los doce minutos y el fenómeno demostró, con su velocidad y precisión, que no llegaba a Old Trafford a pasear.

El gol del brasileño dejó muy tocado al Manchester United, que tan solo inquietaba a Iker Casillas cuando los madridistas cometían errores en el pase y cuando Ruud van Nistelrooy encontraba el esférico en el área.

El Real Madrid manejó hasta con demasiada suficiencia la contienda. El Manchester United, desorientado, no encontraba las vías para, primero, cortar el ritmo cansino del actual campeón y, luego, superar a la zaga que lideraban Hierro y Helguera, pese a disponer de cuatro hombres como Verón, Van Nistelrooy, Solskjaer y Giggs que no cesaron de intercambiar su posición en busca del desequilibrio.

Pero no podía ser que el Manchester United entregara la toalla y que el Real Madrid accediera con tanta comodidad. Old Trafford y su afición no lo permiten. Infatigables, los seguidores de los diablos rojos encontraban resquicio a la esperanza, al sueño de la remontada en cualquier acción, y así lo entendieron los jugadores de Ferguson y el portugués Carlos Queiroz.

Aumentaron algo la presión sobre el balón y un disparo ligeramente desviado del galés Giggs (m.36) despertó al United, tanto que comenzó a acosar sin compasión el área de Iker Casillas hasta que, cómo no?, el hombre récord de la temporada, Van Nistelrooy, aprovechó a puerta vacía un centro-chut de Solskjaer, y lo hizo en un momento clave, justo antes del descanso (m.43).

La eliminatoria recobró de repente la emoción que había dormido el Real Madrid en la primera media hora. Los planes de Ferguson no eran exactamente esos. Su pretensión era llegar al intermedio con un gol de ventaja y sin haber encajado ninguno, pero al menos el tanto del holandés era un canto a la vida para el Manchester y un aviso más que serio para el conjunto de Del Bosque.

La salida del segundo tiempo no fue demasiado halagüeña para el equipo español, que pareció demasiado encerrado en su área ante la ofensiva inglesa.

En cambio, encontró la sentencia en un contragolpe que acabó con un balón de Figo al larguero y en la continuación de la jugada se encontraron con una precisión matemática Zidane, Roberto Carlos y Ronaldo, que fusiló sin oposición al Manchester, porque para seguir en liza necesitaba cuatro tantos y vencer al menos por 5-2.

Para su fortuna, los diablos rojos se encontraron justo después con un autogol de Iván Helguera que devolvió las tablas al marcador (m.52) con mucho tiempo por delante para buscar ese milagro en el que se había convertido la eliminatoria.

Ronaldo había advertido que llegaba a este encuentro dispuesto a hacer algo grande. Ya lo había conseguido, pero quiso obsequiar al mundo futbolístico un zapatazo de grandes dimensiones al que nada pudo hacer Barthez. El Madrid, cuando tan solo habían discurrido 59 minutos, estaba en semifinales salvo catástrofe.

Para bien del espectáculo el Manchester United no quiso ser un invitado a la fiesta de Ronaldo. Quiso despedirse con orgullo de una edición de la que es anfitrión de la final y demostrando que también es un conjunto con estrellas, al menos en ataque.

Beckham salió del castigo de la suplencia para poner el 3-3 con uno de sus preciosos lanzamientos de falta; Zidane, no tan brillante como en otras ocasiones, regaló varios gestos técnicos de bailarín futbolístico, en definitiva, otra fiesta de fútbol alegre de la que salió vivo otra vez el Real Madrid, que recurrió a una de sus mejores actuaciones y al mejor Ronaldo, aunque para los locales quedó el regusto de vencer con un postrero tanto en otra acción de mala fortuna de la zaga española.

4 - Manchester United: Barthez; Brown, Ferdinand, Silvestre (Phil Neville, m.79), OShea; Solskjaer, Butt, Keane (Fortune, m.82), Verón (Beckham, m.63), Giggs; y Van Nistelrooy.

3 - Real Madrid: Iker Casillas; Míchel Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Makelele, Guti; Figo (Pavón, m.87), Zidane, McManaman (Portillo, m.69); y Ronaldo (Solari, m.67).

Incidencias: Partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Old Trafford ante unos 66.000 espectadores, unos 3.000 de ellos seguidores madridistas. Vieron el encuentro in situ jugadores españoles que militan en clubes ingleses como Raúl Bravo, Iván Campo o Salva Ballesta, así como el ex técnico madridista John Benjamin Toshack.