El inicio del período escolar 2003-2004 movilizó a representantes de 200 niños matriculados en este local para que ante la falta de infraestructura, con lo recaudado por la autogestión compren cisco de piedra para compactar en el piso y evitar polvaredas. Además, cañas para armar improvisadamente seis aulas, una adosada al lado de la otra, donde puedan escuchar clases.
Aunque desprovista de techo y sin baterías higiénicas, los progenitores estaban dispuestos a amanecerse hasta dejar listo el predio que recibirá hoy, a las 07h00, a los estudiantes que habitan en la cooperativa de vivienda El Paracaidista en el km 27 del lado este de la vía Perimetral.
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La labor fue compartida por hombres y mujeres. Menores de edad matriculados en el plantel también colaboraron.
En la ajetreada labor los varones utilizaron su fuerza para cortar cañas en tiras y abrirlas, a fin de utilizarlas como paredes. Posteriormente, las ajustaban y clavaban.
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Las mujeres, en cambio, ayudaron en la limpieza de los pupitres que desde enero pasado estaban guardados en una covacha, recubierta de plásticos, para evitar su deterioro por causa del invierno.
Carola Tenesela, una madre de familia con siete meses de gestación, dirigía las laboresque realizaban otros padres de familia durante la jornada de trabajo.
Falta techo
Tenesela dijo que, con los recursos obtenidos con la contribución voluntaria de los padres, se compró material de construcción para levantar las ramadas y con el resto se cancelará los sueldos de los profesores contratados, porque solo un docente y la directora del plantel poseen nombramientos.
Comentó que cobraron 10 dólares por autogestión, pero algunos padres de familia fueron exonerados del pago por carecer de dinero. Como aporte han contribuido con mano de obra.
El dinero tampoco alcanza para adquirir sanitarios, ni para financiar las 70 planchas de zinc que se necesitan para proteger a los niños del sol y colocarlos como cubiertas en el techo.
Marcela Quiroz, Carmen Herrera, Paula Carranza, Lourdes Alejandro y María Domínguez fueron algunas madres que dejaron a un lado sus tareas domésticas en sus hogares por la limpieza y arreglo de los pupitres.
Ellas esperan que este sea el último año que construyen endebles aulas en la escuela para que sus hijos reciban instrucción, ya que el Fondo de Inversión Social Emergente (FISE) se comprometió a construir una infraestructura de cemento armado.