La actriz Elizabeth Taylor paseará una última vez por los escenarios de Hollywood para tomar parte en la 75 ceremonia de entrega de los Oscar, un acto con el que se quiere despedir para siempre del cine.

 

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Taylor, de 71 años, colaborará el próximo domingo en la gala de los Oscar como ganadora de dos de estas preciadas estatuillas, por "Butterfield 8" y "Whos Afraid of Virginia Woolf", en un acto en el que la Academia quiere reunir a un gran número de estrellas agraciadas con este premio a lo largo de su historia.

 

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"Este será mi canto del cisne de los escenarios. Yo me he retirado de la interpretación", subrayó la actriz y leyenda de la pantalla en unas declaraciones a la televisión estadounidense.

 

Según añadió la actriz, que en los últimos años ha sufrido numerosos problemas de salud, el mundo de la interpretación ya no le interesa tanto.

 

"Me parece superficial porque ahora mi vida está dedicada al sida", indicó esta figura de la pantalla, conocida tanto por su carrera como por sus numerosos matrimonios y su amor por los diamantes y que en los últimos años se ha convertido en una de las principales portavoces en la lucha contra el sida.

 

Desde la década de los 80 son muy pocas las colaboraciones artísticas de Taylor, entre ellas en el papel de suegra de Pedro Picapiedra en la versión de imagen real de "Los Picapiedras".

 

Incluso su presencia en actos públicos se ha ido limitando cada vez más a actos benéficos en favor de la lucha contra el sida, su principal interés desde la muerte de su amigo Rock Hudson, víctima de la enfermedad.

 

Sin embargo, una de sus últimas participaciones públicas, cerrando la ceremonia de los Globos de Oro hace dos años, se convirtió en un pequeño caos al dar a conocer el nombre del ganador incluso antes de leer el de los aspirantes al galardón como mejor película dramática.