Miradas insinuantes... un perfume provocativo, un mensaje romántico en el celular, tocar sutilmente el cabello, destacar con el maquillaje o con la ropa todos los atractivos físicos que la naturaleza nos dio, son solo algunas de las tácticas de guerra, como dice una canción de Lucero, para llegar a cautivar al sexo opuesto.
Hombres y mujeres en algún momento de nuestras vidas hemos utilizado más de una estrategia para captar la atención de ese ser especial para nosotros (pero que para otros puede resultar ser un hombre o una mujer común y corriente).
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Pero para algunos, ese llamar la atención puede convertirse en algo así como un reto, una meta o un trofeo.
Son los conquistadores o conquistadoras, personas desinhibidas que gracias a una iniciativa oportuna, en algún momento clave de su vida encontraron o mejor dicho “atraparon” a su media naranja.
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Muchos de ellos y ellas encuentran que mezclar físico, humor y mucha espontaneidad con la atracción es una combinación que da muy buenos resultados. Otros, en cambio, se muestran directos ante cualquier insinuación para tratar de lograr su objetivo final: conquistar.
Son testimonios de conquistadores y conquistadoras que por obvias razones prefirieron el anonimato.