“Aunque el peligro no es inminente y la playa aún es amplia, con el tiempo se perderá”, expresó Mora, quien recuerda que en 1995 el balneario tenía aproximadamente 150 metros de ancho de playa y 1,6 kilómetros de largo, con marea baja.

Fernando Egas, director de proyectos del Municipio de Santa Rosa, cantón al que pertenece la isla, calculó que el mar ganó un promedio de 2 metros por año en terreno, lo que convirtió parte de la playa en un barranco.

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Los aguajes aceleran el proceso de erosión. Solo en diciembre pasado derribaron 15 metros del malecón isleño, y las autoridades calculan que en diez años más, poco o nada quedará del balneario de Jambelí, e incluso de la isla.

Para intentar remediar la situación, los moradores colocaron cercos de estacas para represar la arena y recuperar playa, aseguró Víctor Mora.

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Pero se cree que esto solo mitigará el problema y a largo plazo afectará al turismo: “Las olas desarmarán la cerca, se soltarán estacas, clavos y alambres, que se dispersarán por la playa con peligro para los bañistas”, expresó Egas.

Destacó soluciones más técnicas como el geo-tubo, sistema de protección a base de depósitos tipo saco, pero con una membrana especial rellena de arena, que ya se utilizó en Esmeraldas y Manabí.

“Reemplazarían a las estacas y son biodegradables, duran 25 años al aire libre y 50 bajo la arena, y se han aplicado en inundaciones, regulamientos de ríos, crecientes, mareas, direccionamiento de flujos, rompeolas y muros”, explicó.

Al momento se espera un informe del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) sobre orientación de las olas y del viento, efectos de erosión, peso de la arena, sedimentos y otros elementos, para elaborar un proyecto de recuperación de la playa y defensa de la isla, que deberá financiar el Gobierno Nacional.

“Aunque la isla pertenece al cantón Santa Rosa, el archipiélago protege del mar a la costa orense y el turismo nos beneficia a todos”, manifestó Egas, quien destacó que de no solucionarse el problema, Jambelí tendrá el mismo destino de la isla Costa Rica (en el mismo archipiélago de Jambelí), a la que el mar dejó sin playa y fue abandonada como balneario.