Juan Carlos González, de Cefocine, no pudo ocultar su satisfacción cuando al ingresar, el pasado martes, a la sala 2 de los Supercines de Riocentro Entre Ríos, comprobó que estaba llena. “Hay 20 personas que no pueden entrar por falta de espacio”, le comentó a Michael Endara, con quien la empresa que representa organizó el festival de cortos audiovisuales Agüeyama 2003.
La actividad se inició el pasado lunes y concluye hoy, a las 19h00, con la premiación de los cortos ganadores.
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Christian Toledo y Afranio Vivas, quienes participaron con los cortos El ingeniero y La cámara sigue, respectivamente, también se mostraron contentos. “La asistencia de la gente es nuestra recompensa. Muchos somos nuevos en esto y la experiencia ha sido única”, acotó Toledo, mientras Vivas sostuvo que ver a tanto público reunido compensó los cuatro días que le llevó grabar y editar su corto audivisual.
“Cuento con el equipo de filmación, pero aún así, entre transporte y alimentación, invertí más de $ 100, sin considerar que tuve la ayuda voluntaria de mis amigos, pero estoy satisfecho”, dijo.
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Pocos se imaginan por lo que pasan quienes incursionan en la cinematografía. “Cuando rodaba El ingeniero, el tren con el cual realizaba las tomas de recorrido se rompió. Debí reemplazarlo por un par de patinetas para no parar la filmación”, refirió Toledo.
“Los realizadores han hecho un buen trabajo. Creo que este festival es un buen inicio para ellos”, anotó el comerciante Eduardo Avilés, de 70 años.
El músico Melecio Layana dijo que “el audio de los cortos no fue malo, pero utilizar temas comerciales como música de fondo distrae al espectador. Solo uno, Blanco castigo, presentó un tema inédito”.