Una legislatura que se inició optimista a la sombra de las siete armonías y bajo el signo de una alianza entre los dos partidos más grandes ese momento, el Social Cristianismo y la Democracia Popular, desembocó en una fragmentación interna extrema y se ha clausurado casi en el anonimato para dar paso a una nueva legislatura con prácticamente una mayoría de legisladores reelectos.