La bailarina se inició en la danza española a los dos años y medio con su maestra Janet Vivar.
Su madre, Gladys Coello, desde siempre fue admiradora de la bailarina Janet Vivar y se prometió que cuando tuviera una hija la pondría a estudiar danza.
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Así fue que a los dos años y medio, la guayaquileña Ana María Alvarado Coello ingresó en la academia de baile de Vivar. Cuatro años más tarde fue becada por su tenacidad, habilidad y entusiasmo.
Alvarado recuerda que su primera presentación fue a los 3 años en el desaparecido Teatro Nueve de Octubre, donde asistió agripada y con mucha fiebre, pero esto no fue obstáculo para demostrar sus conocimientos.
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Aprendió ballet, danza mexicana, árabe, rusa, húngara, entre otras. Sin embargo, le llamó más la atención la danza española clásica que asimiló de Vivar, a quien considera su segunda madre, y la rumba flamenca que practica su tía Sonia Levy.
Alvarado estuvo en el conservatorio Antonio Neumane por poco tiempo, pues se aburrió de aprender flauta y canto. Ella quería tocar el piano y lo logró más tarde.
En su adolescencia fue buena alumna, no obstante señala que se volvió rebelde en el último año de colegio. Esto lo demostró cuando no hacía caso a sus padres y comía demasiado. Fue secretaria del Banco Nacional de Fomento y de Ecuavisa. En el primero conoció a su cónyuge, John Simball, y se inició como maestra porque sus amigos de trabajo le sugirieron que diera cursos de danza y así lo hizo.
En 1990 formó su academia, la cual transitó por varios locales. La bailarina indica que su carrera periodística se dio primero en la práctica, pues encontraba manera para entrevistar a los artistas. En 1996 obtuvo su título de periodista y cuatro años más tarde se graduó de licenciada en Comunicación Social.
Alvarado es modelo profesional y fue primera finalista de un concurso de belleza de la academia D’lazo. Hizo algunos desfiles, pero no desarrolló esta actividad debido a que su esposo se lo prohibió porque es celoso.
Con él mantiene un matrimonio de nueve años y tiene dos hijas, Andreína (8) y Lissette (7), quienes también bailan, modelan y actúan. Ambas estudian en el colegio María Auxiliadora, donde estuvo su madre, y desean, más adelante, estudiar órgano.
El padre de la bailarina se llama Salvador Alvarado Loor y su hermano menor Arturo Alvarado Coello. Con Vivar aún se comunica. Es su confidente y juntas participan en jornadas culturales. En el 2002 Alvarado cumplió 30 años de vida artística.
Dice que enseñar y bailar no es un negocio sino el hobbie que puede transmitir a los demás. Trabajó como locutora en radio y como catedrática de la Facultad de Comunicación Social (Facso). Por cuatro años y medio fue relacionista pública de la Cruz Roja Juventud del Guayas. Y desde julio del año pasado ocupa el mismo cargo en la Cruz Roja del Guayas.
Alvarado fue delgada hasta los 24 años, luego empezó a subir de peso. Trata de mantenerse en forma con dieta, sobre todo para usar los vestidos de años anteriores. En su casa acostumbró a sus hijas a que sean independientes. Es impaciente, solidaria y muy sociable. Lo que más cuida de su físico son sus manos, porque debe tocar las castañuelas. Detesta planchar, pero disfruta de cocinar. Se desespera cuando los demás son desordenados, aunque ella lo sea.
Los dos años anteriores realizó la presentación de dos cuentos navideños. Además, lleva varios años actuando en la Teletón que organiza el Municipio de Guayaquil.
Aspira viajar a España para tomar cursos de baile y perfeccionar las técnicas de este arte.