La cría del caracol se conoce como helicicultura. Es una actividad que gana terreno en varios países.

El caracol  o  escargot es un molusco comestible, con mercado internacional; se lo considera el alimento de los reyes  y en Francia es casi un plato nacional muy valioso. Los países de la Comunidad Europea, como Francia, España, Italia, Alemania o Suiza son los que registran un mayor consumo.

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En  Ecuador ya existen algunos criaderos en la Costa y en la Sierra. Marcel Thoret, miembro de la empresa Costargot en la provincia del Guayas, indicó que actualmente  se desarrolla un  proyecto especificamente para la Costa, debido a que han encontrado una especie africana que tiene buenos resultados  a estas temperaturas.

 El trabajo se desarrolla con el Achetina fulica y el Achetina  malvinata, dos variedades   que presentan  buena resistencia a enfermedades y tienen un desarrollo rápido. Es una especie para climas cálidos, ya que en Ecuador solo se ha trabajado con razas europeas procedentes de países fríos lo que evita un buen desarrollo de la actividad en la Costa, explica el helicicultor.

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 Este caracol, que soporta de 25 a  34 grados centígrados de temperatura, se caracteriza porque desarrolla un peso máximo  de 200 gramos, con posturas de 300 a 350 huevos por animal, cada tres meses,  el número de posturas al año  es de 3 a 4.  Cada reproductor debe producir de 3 a 4 kilos de carne  viva anuales, esto da una ventaja  superior en comparación con las otras variedades. También tiene mayor rusticidad y  menor presencia de enfermedades.

La alimentación no es ningún problema, dijo Thoret, los caracoles son fitófagos, es decir, comen vegetales, pero nosotros les damos un balanceado que preparamos a base de  maíz,  soya, trigo y algo de calcio,  que lo ayuda en la formación  de la concha.

La inversión inicial para  esta explotación es de 1.000 dólares con un mínimo de 500 a 1.000 reproductores. No es necesario un espacio grande para trabajar cómodamente. Thoret  recomendó un área de 1.000 metros cuadrados  si se está pensando en una explotación más grande con miras a la exportación para  alojar 5.000  reproductores. Cada  reproductor  de esta especie tiene un valor de 2 dólares y su tiempo de producción es de 6 años,  pone 1.200 huevos anuales y desova cada tres meses.

Para Raúl Thoret, cabeza principal de este  trabajo  familiar, esto es un buen negocio  porque en Ecuador no está desarrollada la actividad.

Agregó que es interesante porque da oportunidad  a la mínima inversión  y también al que tiene  capital, lo importante es que quienes tenemos criaderos nos unamos  para exportar cantidad,  una sola persona requiere esfuerzo y dinero;  nuestro mensaje  es lograr una unión de productores para poder exportar, hay que unir esfuerzos, es más fácil   y menos costoso trabajar en grupo.

La demanda de caracoles en el mundo está en aumento. Francia es el primer país de consumo y de transformación de caracoles en latas y en platos preparados. Las exportaciones de caracoles a los EE.UU. también han logrado un buen repunte. Los países en vías de desarrollo  tienen la oportunidad de desarrollar esta actividad, por su poca mano de obra y los buenos precios en el mercado internacional.

Propiedades

Según el Instituto de Helicultura de Italia, considerado una autoridad mundial en la cría y consumo de caracoles, la demanda de este molusco crece por la tendencia mundial a consumir alimentos bajos en grasas y con altos contenidos proteicos.

La carne
Los caracoles son herbívoros, por lo que transforman las proteínas vegetales en proteínas animales de gran calidad biológica y gastronómica. Su carne se destaca por el alto contenido de elementos minerales: calcio, hierro, magnesio, zinc, yodo, cobre y manganeso.

Salud
Por ser un alimento rico en calcio, ayuda a combatir el raquitismo y es óptimo para el estado de lactancia.

También es rico en sales minerales y hierro, ayuda a combatir el colesterol, es recomendado para las dietas especiales en casos de hipertrigliceridemia e hiper- colesterolemia; asimismo, el caracol es pobre en lípidos y pueden consumirlo personas afectadas con problemas hepáticos, arteriosclerosis y obesidad.

Se utiliza para curar asma, gota y hemorragia nasal. Las proteínas de los caracoles actúan en la reconstrucción integral de los tejidos gástricos y ayuda a la cura de la úlcera.