Mientras los musulmanes de países como Pakistán o Emiratos Árabes cumplían con la tradición de intercambiar regalos y estrenar ropa nueva, los fieles en Iraq y los territorios palestinos no tenían muchos motivos para celebrar. En Bagdad, la celebración de Aid al Fitre se concentró en oraciones para pedir a Alá (Dios) que libre a Iraq de una nueva guerra.

El almuédano (responsable) de una de las mezquitas más frecuentadas de Bagdad afirmó que el temor a una guerra ha incrementado la afluencia de fieles a las mezquitas, a tal punto “que el Gobierno autorizó que permanecieran abiertas durante todas las noches”.

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En Gaza, donde el desempleo entre los palestinos llega al 70%, el denominador común es la pobreza y el miedo. Los pocos palestinos que salieron ayer a “mirar vitrinas” aseguraron que este ha sido el peor año. Después de dos años de Intifada (levantamiento) la economía de esta nación se ha reducido en 2,4 miles de millones de dólares (el 50% de su Producto Interno Bruto). Además, el temor impera en la región debido al aumento de retenes militares israelíes.

Tres palestinos murieron ayer cuando dos misiles israelíes destruyeron una oficina de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Gaza. Mustafá Sabah, de 35 años, que murió en el ataque, era uno de los organizadores de la resistencia armada palestina.

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La ANP teme, después de que Estados Unidos votó en su contra en las Naciones Unidas, que la cercanía de una guerra contra Iraq modifique la política de Washington a favor de un acuerdo de paz que debería concluirse antes de fin de año.