Centenares de opositores que se congregaron frente a la sede administrativa de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), en el barrio de Chuao, fueron dispersados con gases lacrimógenos y balas de goma por la Guardia Nacional.
Al menos 20 personas presentaron contusiones y síntomas de asfixia.
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Los manifestantes protestaban contra el asalto, en la madrugada de ayer, a la casa de Juan Fernández, dirigente petrolero. Los antichavistas responsabilizaron del atraco al Gobierno, culpándolo de querer amendrentar a los líderes de Pdvsa para que no se unan al paro.
Varios de los militares disidentes que permanecen en la Plaza de Altamira hace más de un mes, intentaron llegar a Chuao, pero fueron también repelidos por los lacrimógenos de la Guardia Nacional.
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Unas 80 personas recorrían el este de la ciudad para asegurarse, aunque sea a la fuerza, que una serie de comercios que mantenían sus puertas abiertas se unieran al paro. Para contrarrestar los efectos de la huelga, el gobierno instaló un megamercado en la av. Bolívar, donde soldados del Ejército, venden alimentos a precios subsidiados.
Mientras que fuentes oficiales insisten en que la paralización de la estatal petrolera Pvdsa ha sido mínima, la oposicón asegura que el 91% de los trabajadores se sumó al paro y ha denunciado que en los próximos días podría haber escasez de gasolina. Frente a estas declaraciones, el Gobierno ratificó ayer que está asegurado el abastecimiento de combustible.
Líderes de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la Federación de Cámaras (Fedecámaras), aseguraron que más de un millón de comercios y 3.000 industrias y empresas permanecen paralizados.
Mientras la oposición venezolana extendió un día más el paro, el Consejo Nacional Electoral convocó nuevamente un referendo para el próximo 2 de febrero en el que se consultará a los electores si quieren solicitarle la renuncia a Chávez, pero esta vez con la mayoría calificada de cuatro de sus cinco miembros para evitar descalificación judicial, informó su presidente, Alfredo Avella.