A sus 70 años, Estela Amaya desde hace seis meses visita los organismos de ayuda a emigrantes. Su corazón ya no soporta la pena de no tener noticias sobre el paradero de su hijo Santiago Guzmán, quien viajó a Murcia, España,  en busca de trabajo para ayudar a su familia.

Su incertidumbre empezó cuando Santiago, luego de graduarse de doctor en Filosofía en la Universidad de Cuenca, decidió emigrar a España, al no encontrar empleo.

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Amaya dijo que el 4 de octubre de 1999 “Santiago escuchó que las oportunidades de trabajar estaban en Murcia, pero no le salió bien, porque nunca tuvo suerte para hallar un empleo estable”.
Una vez en Murcia, Santiago laboró temporalmente en granjas agrícolas, después consiguió un trabajo como bodeguero, a través de la recomendación de un sacerdote.

Esa es la última referencia que recuerda de su hijo. “Nunca dejó de llamarme, él sabía cuánto sufría yo, por eso se comunicaba cada quince días. En mayo me dio el saludo por el Día de la Madre y esa fue la última vez que supe de él”, manifestó la afligida madre.

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También acudió a las oficinas del Movimiento de Defensa de los Migrantes, quienes manejan la documentación de Santiago Guzmán, con la cual intentan localizarlo, a través de los datos de su cuenta bancaria, pero aún no hay resultados positivos. “Yo seguiré buscando a mi hijo e iré a donde sea hasta hallarlo”, afirmó.