Después de dos años de estar en la cárcel, Melva Felícitas Cañar Camacho salió el jueves pasado, a las 22h00, en libertad.
El juez de la causa determinó que Melva, por su delito de “imprudencia grave con consecuencia de muerte” debía pasar dos años en prisión. Pero, como la joven ya cumplió con ese plazo, pudo abandonar la cárcel madrileña El Soto, apenas seis horas después del veredicto.
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Melva fue recibida por sus dos abogados, cuatro mujeres del grupo hispano-ecuatoriano Rumiñahui y su psicólogo. Llevaba un bolso marrón en su hombro y en la mano una pequeña maleta.
Al ver al grupo, Melva esbozó una sonrisa. Dora Aguirre, presidenta de Rumiñahui, fue la primera en acercársele y abrazarla. La siguieron los abogados, María Luz Bleda y José Casamayor, y el psicólogo.
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La joven fue acusada por la muerte de su hija recién nacida, a la que dio a luz en el parque del Retiro, en noviembre de 2000. Cañar alumbró en ese sitio porque se extravió a la salida del tren y no pudo llegar a un hospital.
Los peritos no pudieron determinar la causa del fallecimiento de la menor, por lo que el jurado público entendió que no se podía acusarla de “asesina”, como sostenía el fiscal del proceso, y solo consideraron que la muchacha era culpable de imprudencia con consecuencia de muerte.
El fiscal de la causa aún tiene diez días para presentar la recusación al fallo. Si esto sucede, será el Tribunal Superior el que, tras una sesión en la que estará el fiscal, la defensa y Melva, decidirá si da lugar a la petición o la rechaza.
En caso de que el Tribunal considere que hay pruebas para rechazar la sentencia, el juicio quedará anulado y se convocará a otro nuevamente.
“Muchas gracias a todos los que me han apoyado. Estoy muy emocionada y muy contenta”, dijo Melva a los periodistas que la esperaron afuera del complejo penitenciario.
Cuando se le preguntó si regresaría a Ecuador o se quedaba en España, la joven respondió que aún no lo decidía, aunque su abogada, María Luz Bleda, informó que su defendida tenía pensado quedarse en España. “Se quedará un par de años más para juntar dinero y poder pagar las deudas que contrajo en su país”, acotó.
La noche en que salió en libertad, Melva Cañar pasó en la vivienda de uno de los miembros de la asociación Rumiñahui, ya que no tenía adónde ir.