Desde allí, Roberto no tolera ver a los perros y su presencia le resulta insoportable.  Su madre está desesperada, ¿qué puede hacer?

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 Aparentemente, Roberto sufre de una fobia, es decir, de un miedo irracional por algo.  Las causas y el tratamiento de la misma varían, según la corriente psicológica del especialista. 

En este artículo intentaré hacer una diferenciación entre las miradas que el psicoanálisis y las  psicoterapias tienen de la fobia, basada en el seminario dictado hace unos días en Guayaquil por el psicoanalista francés Jean Pierre Klotz,  auspiciado por la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), sede Guayaquil, y la Alianza Francesa.

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Terapia conductual
Algunos psicólogos conductuales podrían atribuir la fobia a una experiencia negativa de Roberto con algún perro, como una mordida.  De acuerdo con esta teoría, Roberto generalizaría su mala experiencia con el labrador y atribuiría que todos los perros querrían morderle.  Es por eso que todo contacto con cualquier perro le provocaría horror.

La terapia entonces estaría dirigida a erradicar directamente la fobia de Roberto por los perros.  Un psicólogo, apoyado con técnicas de relajación, pondría a Roberto gradualmente en contacto con algún perro, durante varias sesiones, hasta que el miedo ceda y la fobia desaparezca. 

Psicoanálisis
 El psicoanalista, en cambio, utilizaría una táctica diferente: no atacar directamente a la fobia, sino trabajar junto con esta para descubrir de qué protege a Roberto.  De acuerdo con Klotz, la fobia es una táctica que la persona utiliza para encapsular o “limitar una angustia generalizada”, que lo desborda bajo la siguiente premisa: ¿No es mejor angustiarse frente a un objeto determinado (ej. perro) que tener miedo hacia todo?  La función del psicoanalista, entonces, es proporcionar al paciente un espacio para que ponga en palabras su sufrimiento, pues detrás de esa fobia existen muchas preguntas que necesitan ser trabajadas por el individuo durante el tratamiento. 

 Según el psicoanálisis, si se ataca la fobia y no se analiza la raíz del problema que abruma al individuo, puede que esta desaparezca momentáneamente  para luego ser reemplazada por nuevos síntomas.  Es como si un paciente con  problemas digestivos toma frecuentemente antiácidos.  Si los malestares gástricos tienen una causa mayor, estos necesitan ser tratados, de lo contrario  los problemas persistirán y los antiácidos solo permitirán una mejora momentánea.  Lo mismo sucede en el tratamiento de la fobia.  Ante esto, la idea de los psicoanalistas es que a través del análisis de los pacientes el malestar de la angustia disminuirá progresivamente  y, en consecuencia, la fobia. 

Conclusión
Podemos ver, entonces, dos formas diferentes de tratar la dificultad:  una atacando el síntoma, la otra trabajando con él.  Algunos prefieren la primera, otros la segunda, pero, finalmente, la decisión del tipo de tratamiento está en la propia persona que necesita la ayuda.