La estructura del carácter del hombre moderno se relaciona con la interacción o influencia del entorno en el que se desempeña en el ámbito intelectual, profesional, económico, y social.
El individuo como ente social se encuentra frente cambios y crisis, y eso tiene profundo significado respecto a su libertad individual y colectiva. Consecuencia de la “represión” de sus impulsos naturales, el hombre y la sociedad transforman estos impulsos en costumbres y hábitos que poseen un valor cultural, y son la base humana de la conducta colectiva.

Existe también una relación inversa entre la satisfacción de los impulsos y la cultura, a mayor represión, mayor disciplina, mayor cultura y mayor peligro de neurosis.
¿Cómo llegar a un equilibrio entre la represión de los impulsos y la satisfacción de las necesidades humanas? No es fácil interpretar la complejidad de vivir en el mundo contemporáneo.
Conscientes del “bombardeo” continuo de información, el hombre cada vez está más informado, pero no necesariamente bien informado. Es necesario que las informaciones que reciba sean positivas, de profundo valor moral, científico o cultural, y lo enriquezcan interiormente con un criterio más humano.
Dr. Jorge Crespo R.
Santiago de Chile, Chile