La literatura centroamericana, que está  últimamente en el centro de una serie de acontecimientos literarios en Nueva  York, "no aborda sólo el sufrimiento y las guerras, sino que tiene también una  vertiente irónica, erótica", expresó el escritor hondureño Roberto Quesada,  autor de "Big Banana".

Quesada, que participó el miércoles por la noche en una velada en la  Américas Society junto con el escritor y ex vicepresidente nicaragüense Sergio  Ramírez, dejó claro que su búsqueda no pasa por la política, que ha  caracterizado mucho a las letras de una región marcada por invasiones,  dictaduras y guerras.

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 "Además, para mí, la política es un campo minado. Yo trabajo en la ONU, y  si me pongo a hablar de Honduras me despiden del trabajo", dijo el escritor,  que se desempeña como primer secretario de la misión de Honduras ante Naciones  Unidas.

Durante la velada, la tercera de la serie "El Quetzal resurge de las  cenizas", que ha presentado a algunos de los mejores escritores de la región,  Ramírez demostró su notable manejo de la ironía al leer un cuento de su libro  "Catalina y Catalina", sobre un ídolo del béisbol caído en desgracia.

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En una entrevista este jueves con la AFP, Quesada saludó esa vertiente  irónica y humorística, y rechazó "las etiquetas políticas" que acompañan  generalmente a las letras de la región, y que en su opinión, la perjudican.

"Una de los problemas para la difusión de la literatura centroamericana es  la etiqueta. Se prejuzga nuestra literatura: se piensa que se enmarca nada más  en las lamentaciones, en guerrillas, en páginas ensangrentadas, en tópicos de  la pobreza", dijo el narrador.

"Y antes de eso era exclusivamente lo de la república bananera, lo de  dictadores despiadados, trenes amarillos", dice el autor de la novela "El  humano y la diosa", premio del Instituto Latinoamericano de Escritores de  Estados Unidos, y de la recién publicada "Nunca entres por Miami".

"Es precisamente en la búsqueda de romper con esos estereotipos que titulé  una de mis novelas Big Banana, que no tiene nada que ver con bananas y sí con  subterráneos y con lo cosmopolita", agrega Quesada.

"Pero la realidad es que sí tenemos una literatura diversa: de humor y  amor, de erotismo y ciencia-ficción, de esperanza e imaginación. Y creo que los  escritores centroamericanos que habían estado enmarcados en lo que se llamó  literatura de emergencia saben lo importante que fue en su momento, pero  buscan ahora nuevos medios de expresión".

"Además, cada vez es mayor el número de mujeres escritoras que a través de  su literatura luchan por la equidad", subrayó el escritor hondureño, destacando  que "la literatura es materia maleable, y por tanto tiene esa elasticidad para  moverse con los cambios que generan los tiempos".

"Es más, muchas veces se ha adelantado al tiempo. Y creo que cierta  literatura centroamericana ya está dentro de ese tiempo del futuro", agregó el  escritor, que rechazó que su última obra "Nunca entres por Miami" sea una  novela de inmigrantes, como algunos críticos han escrito.

"Creo que es mucho más que eso, es un debate abierto sobre el arte moderno,  por ejemplo. Es, a su vez, la radiografía de seres humanos diversos con sus  enajenaciones, perversiones e ilusiones, que pueden darse, y de hecho se dan,  en todas las épocas y en todas partes de nuestro planeta", concluyó el autor,  radicado hace ya varios años en Nueva York,.

La próxima presentación de la Américas Society será el 7 de noviembre,  cuando Gioconda Belli, de Nicaragua, y Ana Istarú, de Costa Rica, leerán  pasajes de sus obras. El ciclo concluirá el 14 de noviembre con los escritores  guatemaltecos Arturo Arias y Víctor Montejo