Una violación sufrida a los 9 años en Bogotá y su vida de niño de la calle, fueron los argumentos que Jairo Humberto Giraldo Marín, de 18 años, declaró como las razones que lo llevaron a asesinar a cinco homosexuales en Quito.

Giraldo llegó a Quito en febrero pasado junto a su compañero, Javier Fernando Cuanga, de 27 años. Desde entonces frecuentó el parque El Ejido, en el centro de la ciudad, donde se prostituía.

En declaraciones dadas ayer, luego de su captura el miércoles pasado, Giraldo aseguró que “todo estaba bien mientras cumpliera la función de activo” –rol de hombre–.

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El 6 de abril fue contratado por su primera víctima, quien le propuso una relación en la que Giraldo sería pasivo –rol de mujer–.

“Cuando me propuso eso, le dije que no, pero insistió; luego me cegué y me di cuenta de lo que hice cuando lo vi muerto”, relató.

Los dos siguientes asesinatos ocurrieron el 12 y 13 de abril. Las víctimas: un ciudadano mexicano y un sacerdote. Luego de los tres asesinatos Giraldo decidió regresar a Colombia, según él, para olvidar lo ocurrido, pero retornó en septiembre pasado.

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El 20 de ese mes la historia de muerte volvió a repetirse. Su último crimen fue el 12 de octubre.
Giraldo se marchó del departamento llevándose el celular de la víctima, que se convirtió en pieza clave para que la Policía logre rastrearlo y detenerlo, diez días después.

Policía: Psicópata depresivo

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Para los psicólogos de la Policía Judicial (PJ), Jairo Humberto Giraldo Marín tiene una psicopatía provocada por el trauma de la violación en su niñez, que generó una homofobia que con el transcurso del tiempo fue en ascenso. Su situación inestable y su vida sexual se vieron traducidas en una depresión constante que lo convertían en un sujeto manipulable y de conducta inesperada, según Mario Alvaracín, jefe de la PJ de Pichincha.

A sus 18 años, Giraldo acepta haber cometido cinco asesinatos y no logra responder si tiene cargo de conciencia o no, solo sabe que cuando mató a los homosexuales que lo abordaron, lo hizo “por despertar en él un recuerdo que siempre quiso olvidar”.