El actor y director estadounidense Dennis Hopper recibió esta tarde el "Premio Donostia" concedido por el 50 Festival de Cine de San Sebastián en reconocimiento a una trayectoria que le ha convertido en "el modelo de lo iconoclasta", en palabras de su amigo Julian Schnabel.

 

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"Cuando era niño crecí en un lugar desesperado. Recordaba hoy las veces que he llorado, por lo que quiero agradecer a las altas instancias, a los altos poderes, que me hayan concedido este Premio", dijo el actor nada más obtener el galardón de manos de Schnabel.

 

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En la sede del Kursaal, el palacio de festivales de la ciudad española, el público asistente se puso en pie en cuanto Schnabel anunció el nombre del actor galardonado.

 

El actor y director de "Easy Rider" recordó que hace 22 años acudió a la cita donostiarra en representación de "Renacimiento", una película del español Bigas Luna que poco tiempo atrás se había estrenado en Estados Unidos.

 

Y añadió: "Quiero agradecer al pueblo vasco que hayan hecho posible un museo como el Guggenheim de Bilbao y por tener este Festival".

 

Con la presencia de su hija, que le acompaña en estos días, Hopper, de 66 años, mencionó a Francis Ford Coppola y a Wim Wenders, "dos grandes amigos y dos grandes cineastas", dijo, que han tenido bajo sus órdenes a este actor originario de Kansas City en "Apocalipsis now" y "El amigo americano", respectivamente.

 

La gala de entrega del primer Premio Donostia de la presente edición -en los próximos días los recibirán Jessica Lange y Bob Hoskins- comenzó con la proyección de unas imágenes de Dennis Hopper en algunos de sus trabajos más conocidos, como "Easy Rider", "Terciopelo azul", "Gigante" o "Caído del cielo".

 

Posteriormente, la presentadora de la ceremonia, la periodista Edurne Ormazábal, dio paso al pintor, escultor y cineasta Julian Schnabel, quien alabó las cualidades de Hopper.

 

"Es el paradigma de la contracultura y transformó Estados Unidos en Estados Alterados", subrayó en su alocución Schnabel al referirse al impacto social de "Easy Rider", película que Hopper dirigió en 1969 y que dejó una profunda huella en la sociedad de su tiempo "al retratar su espíritu", según el pintor.

 

Schnabel destacó, asimismo, su arte polifacético, ya que, además del cine, Hopper ha cultivado la pintura y la fotografía, afición que viene practicando desde finales de los 60. De hecho, ha sido objeto de importantes retrospectivas en museos de Ámsterdam o Viena.