Elías Cedeño Jerves, de quien se celebra este año el centenario de su natalicio, nació en el cantón Rocafuerte, provincia de Manabí.  Pero creció en Chone. A los 12 años escribió su primer poema y se lo obsequió a su madre.

Recibió clases con profesores privados. A los 20 ingresó al colegio Olmedo de Portoviejo, pero no pudo continuar sus estudios. Con orgullo manifestaba que era un autodidacta.

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Cuando se alejó por primera vez del hogar de sus padres, al despedirse de su enamorada le obsequió el poema Cuitas de amor. Al regresar a casa se encontró con la novedad que su amada se había casado. Esta letra la musicalizó el compositor Francisco Paredes Herrera a ritmo de sanjuanito. Después fueron llevadas al pentagrama por el mismo Paredes temas como Sobre las olas, Adoración, Siempre seré bueno, Sombra de poncho y Manabí,  su canción cúspide, que la escribió en las calles Quito, entre Colón y Alcedo, cuando el poeta se encontraba en la casa de su cuñado, al observar un atardecer que le recordaba los ocasos de Chone.

Cedeño publicó dos poemarios:  Acuarelas manabitas y Por todos los caminos. No pudo editar, por falta de apoyo, su tercer libro, que se iba a llamar La voz de la sangre.

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El poeta falleció en el atardecer del 8 de junio de 1971 en Guayaquil, luego de una larga enfermedad. Pero antes pidió  su última voluntad: “Quiero que al momento de llevarme al cementerio me canten junto a mi ataúd el pasillo Manabí, que me sepulten en tierra y al pie de mi tumba me siembren un árbol donde hagan su nido y canten los pájaros”. Cita tomada de la revista Cine radial, en la entrevista que le realizó el profesor Hugo Delgado Cepeda. No se ha cumplido aún este pedido.

VERSOS

El autor de esta nota realiza gestiones para exhumar los restos del poeta Elías Cedeño Jerves, que reposan en el cementerio de Guayaquil, y trasladarlos a su tierra, Rocafuerte.

Cedeño se destacó por la musicalidad de sus versos. Utilizó en sus escritos un lenguaje sencillo.