Es perfeccionista al máximo, de los que no se perdonan un error y les cuesta conciliar el sueño si las cosas salen mal. Pero entiende también que la vida es para aprender. Así es Robin Pico, arquero de Sociedad Deportiva Aucas, quien no descendió el nivel, pese al bajón de su equipo en la segunda etapa.

Es sencillo, emotivo y frontal. Hasta hoy no sabe por qué el cuerpo técnico de la selección nacional de fútbol no lo consideró entre los seleccionados que viajaron al Mundial Corea-Japón 2002.

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“No siento resentimiento por nadie, pero sí me dio coraje, bronca interna, por todo lo que hice para ser nominado como tercer arquero y nunca nadie me dijo nada. Espero que algún momento me puedan dar la razón para la no convocatoria”, dijo el meta de 30 años.

Nació en Santo Domingo de los Colorados, pero creció en Quinindé, Esmeraldas. Se formó futbolísticamente en el equipo barrial esmeraldeño Land River y a los 13 años llegó a Quito para incorporarse a las divisiones formativas de El Nacional. Defendió también las divisas de Universidad Católica, Olmedo, Espoli y Deportivo Cuenca.

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Por la dedicación al deporte, no concluyó sus estudios secundarios, pero espera ingresar junto a su esposa a un curso de computación. “A los dos nos gusta mucho eso, ojalá podamos aprender”, dijo.

El amarillo y el rojo son sus colores predilectos, encierran los más gratos recuerdos deportivos tanto en Azuay como en Pichincha.

Su vida familiar
En la capital morlaca conoció a su compañera de vida, Vilma del Rocío Arias, y nació su primer hijo Bryan. Ellos, más un bebé de 9 meses, Erick Alexis, son su principal apoyo; la barra fiel que cada jornada está en los graderíos y también en entrenamientos. Su esposa no conocía nada de fútbol, ni siquiera la posición de Robin. Hoy, incluso, comenta de su desempeño en cada partido.

La pareja comparte todas las decisiones y se angustia por igual cuando algo sucede con los pequeños. El lunes anterior, Robin llegó tarde al entrenamiento porque Alexis tuvo una caída que le fracturó los dientes. “Uno se angustia demasiado y no sabe qué hacer, eso también es parte de la difícil tarea de ser padre”, expresa.

Fuera del rectángulo de juego, Robin es un “todo terreno” doméstico, que se dedica por completo a su familia. Cambia sin problemas los pañales del niño, prepara el almuerzo o arregla la casa. Su plato predilecto es el pollo en cualquier presentación. “Podría pasar toda mi vida comiendo pollo”, dice.

Es creyente y agradecido. Siente un cariño especial por la hinchada auquista. “Quisiera que siempre estuvieran alegres, pero los resultados no nos acompañan. Ojalá este año clasifiquemos por primera vez a la Copa”, concluye.

MUY PERSONAL
Nombre:
Gene Robin Pico Rojas.

Tiene 30 años.

Nació el 10 de abril de 1972 en Santo Domingo de los Colorados.

Mide 1,82 cm.

Pesa 82 kilos.

Está casado con la cuencana Vilma del Rocío Arias.

Tiene dos hijos: Bryan Fildrand, de 4 años, y Erick Alexis, de 9 meses.

Jugó en los clubes El Nacional, Espoli, Olmedo, Universidad Católica, Deportivo Cuenca y ahora Aucas.