Lo más económico y conveniente para exportar es hacerlo a países cercanos. Con mayor razón si las relaciones son entre socios, como es el caso de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Somos parte de esa entidad, pero enfrentamos dificultades en las exportaciones de algunos productos. Lo inquietante es que seguimos perjudicados teniendo a nuestro favor sentencias del Tribunal Andino.
Se presentan trabas para nuestras ventas de licores, carne, arroz y banano.
Quedarnos con toneladas de producción y millones de dólares perdidos, sirve como entendimiento de una parte de la estrechez económica que nos afecta. Agravan los hechos las devaluaciones monetarias de países vecinos.
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Lo que resulta incomprensible es la falta de respeto para las sentencias del Tribunal Andino de Justicia, vigilante de que la CAN cumpla sus objetivos. Al perjudicarnos con ese desacato, lo inmediato es acentuar al máximo las gestiones gubernamentales para llegar a un entendimiento que cierre el paso a más perjuicios.
Si las sentencias del Tribunal Andino quedan en el vacío, es importante para los ecuatorianos conocer por qué esa ineficacia y qué razones existen para poner obstáculos a nuestras ventas. La urgencia nacional está en el hecho de sentirnos obligados a exportar más por ser socios andinos. Y por entender que una asociación regional es garantía para un trato comercial equitativo.