El cantautor Salvador Moro se encuentra celebrando sus 15 años de actividad artística. Ayer, a partir de las 20h00, con el concierto Salve... Oh... poeta americano, deleitó a quienes llegaron hasta el Teatro Experimental del Centro de Arte.

Moro  interpretó algunas canciones de su autoría, que alcanzaron popularidad pese a no haberlas grabado en disco.  Entre otras, Nuevo tiempos de amistad, Violeta y Roxana de Bergerac.

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En el escenario lo acompañaron su hijo Salvador David, un niño de 12 años, seguidor de la trova cubana, y varios amigos. Con Katia del Rocío interpretó temas de Joan Báez y Violeta Parra; con Roy Maruri, cortes  populares de la década del 60; y con Gustavo Maruri,  canciones de Enrique Santos Discépolo y Joan Manuel Serrat.

En el espectáculo también actuó el Cuarteto Ensamble, que dirige el violinista Ecuador Pillajo. Este conjunto entonó piezas como El aguacate y La cumparsita.

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De esta manera, Moro, de 35 años, festeja sus 15 de trajinar artístico, de una carrera que inició en Buenos Aires y Santiago (capitales donde vivió su adolescencia) y luego continuó en Guayaquil, su ciudad natal, a la que retornó en el 87 (marca este año como fecha de su debut oficial en la música, pues  ofreció un recital en la Casa de la Cultura).

El artista manifiesta que el concierto de aniversario es también un homenaje a Walt Whitman, uno de sus poetas de cabecera, al igual que Neruda. Y aunque Salvador Moro también escribe, no se dice poeta, ni artista. “Soy simplemente una especie de testigo creativo”, aclara.

SONIDOS

Salvador Moro comenta que una de las personas que le sirvieron de ejemplo para su carrera, fue el cantante Facundo Cabral, a quien conoció en el 85. Desde esa época mantiene permanente contacto con él.

Aunque no  le gusta autodefinirse, porque “simplificar es inexacto”, según anota, se califica como un hombre bueno que ama la libertad.