Veintitrés canciones fueron suficientes para que el público delirara en el concierto de Cristian Castro.
El cantante mexicano, quien se presentó el jueves por la noche en el Teatro Ferias de Durán, le cantó al alma, a la soledad, a los amores furtivos y hasta trajo al escenario a su madre con el tema Verónica.
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Cristian saltó al tablado con un terno de tono azul, que combinó con la escenografía, ante el júbilo de sus fanáticas. Sus seguidoras gritaron su nombre y se empujaron para acceder al escenario, que lució lleno en las sillas y la tribuna, aunque una de las alas de los graderíos de general estaba vacía.
El artista abrió el concierto a las 20h50 con Lo mejor de mí y cerró la presentación a las 23h00 con el merengue Azul, donde movió sus caderas con las bailarinas del ballet al son del ritmo tropical.
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El repertorio de sus éxitos musicales lo corearon los asistentes, quienes levantando los brazos, cerrando los ojos y hasta derramando lágrimas entonaron las canciones como si fueran himnos.
Espectáculo impresionante
El espectáculo tuvo sus mejores momentos cuando el artista hizo Llover estrellas y Llorar rosas. Papeles recortados de colores plateado y rojo cayeron como luceros y pétalos para cubrir a la multitud que cantaba a toda voz.
Cristian dejó su vitalidad y energía a los guayaquileños con quienes recordó el partido entre el combinado mexicano y la Tricolor.
Invitó a la juventud a bailar un popurrí y Azul. También interpretó Ódiame al estilo ranchero.
A su regreso al país, después de diez meses, en el recinto ferial volvió a retumbar su voz con Ángel, Agua nueva, He venido a suplicarte, Por amarte así, Yo quería, entre otros tantos éxitos.
El artista mexicano fue ovacionado. Dos chicas lograron evadir el cerco de seguridad y trepar al escenario para robarle un beso y conseguir una caricia.
Las demás se conformaron con verlo desde lejos y captar fotografías o lanzarle besos durante la presentación.
Cristian recibió obsequios que las fanáticas arrojaban al escenario. Antes de despedirse el intérprete mexicano se agachó, los recogió y se los llevó con un “hasta pronto Guayaquil”.
Concierto
El cantante mexicano tuvo resguardo policial en el hotel Oro Verde, donde se alojó, y durante el concierto, para evitar que las fanáticas lo acecharan.
Tres pantallas gigantes se colocaron en el recinto ferial de Durán. Dos a los costados del escenario y una sobre el tablado. Cuando Cristian Castro interpretó el tema Verónica se presentó un documental de la vida de su madre y se lo vio desde pequeño.
El concierto duró dos horas y diez minutos, en que Cristian Castro solamente hizo una pausa para beber un sorbo de tequila.
Las fanáticas le lanzaron peluches, pañuelos, una muñeca y hasta ropa interior que Cristian se llevó cuando terminó la presentación.