“Guayaquil es cuna de la intelectualidad más progresista que se ha dado en  la historia ecuatoriana. Es una ciudad que vive, trabaja, sufre y sueña”.

Guayaquil es libros, es cultura, trabajo, solidaridad, pujanza. Pero también es alegría, entusiasmo juguetón, camaradería. El guayaquileño le pone buena cara al mal tiempo. Por ese motivo el mito se encarna con facilidad en la memoria ciudadana.