El parto no se había presentado fácil. A las once y cuarto de aquella noche otoñal todo había concluido. Un nuevo niño, otro malagueño más, llegaba a este mundo. Pablo Ruiz Picasso acababa de nacer. En este día, martes 25 de octubre de 1881, comenzaba la vida de un hombre que con el tiempo se convertiría en mito y, como todo mito, entraría en la leyenda.