El pasado mes de marzo, Amelie, el filme del director francés Jean Pierre Jeunet, se presentó en el Festival Puro Cine, que organizó Cinemark. Desde ayer, este largometraje, que compitió también en marzo por el Oscar destinado a la mejor película extranjera (ganó el filme No man s land, de Bosnia-Herzegovina, escrito y dirigido por Danis Tanovic), se exhibe en las salas de cine de Guayaquil.
Narra la vida de Amelie Poulian (que interpreta la actriz Audrey Tautou), una camarera de un bar dispuesta a arreglar las vidas de quienes la rodean, aunque no siempre sus buenas intenciones tienen resultados satisfactorios.
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Es como un cuento de hadas moderno, construido de equívocos, azares y situaciones aparentemente sin importancia, donde se mezclan el realismo mágico, los sueños y la cotidianidad de una muchacha inocente, que desea un mundo feliz.
Por eso Amelie hará lo posible por devolver a su dueño unos juguetes que dejó olvidados durante su infancia en algún lugar, hace muchos años, o provocará que dos personas que ni siquiera se han mirado ni cruzado palabras se enamoren. Todo lo hace con bondad, por el solo placer que produce ayudar a los demás. El filme la muestra desde su infancia hasta su vida adulta. Desde cuando nació hasta cuando encuentra al hombre que será su gran amor y para lograr juntarse ambos recorrerán un largo camino.
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Jeunet, el director, explicó que el suyo es un filme personal, construido a partir de notas, anécdotas e historias cortas que guardaba desde la niñez. “Me parece que hasta Amelie no había hecho una película realmente positiva, que haga soñar y dé placer a la gente”, comentó alguna vez.
Esta cinta sedujo a la mayoría de los franceses, incluso a Jacques Chirac. “Esta es la mejor tarde de mi vida”, manifestó el Mandatario luego de ver el filme. Después gustó en Hollywood y aunque no conquistó el Oscar se convirtió en un celebrado trabajo.
El crítico de cine Carlos Ycaza comentó que “hacía falta el virus contagioso de esta película en un mundo deprimido y desesperanzado, donde el valor de las pequeñas cosas –los sentimientos auténticos, la camaradería, el humor de lo banal– ya no importa”. Señaló que Jeunet, el creador de Amelie, es “un recalcitrante imaginador de la vida de nuestros días donde cada gesto, cada fantasía, cada objeto tienen un sentido. Es difícil distraerse de todas las locuras que vemos porque sin darnos cuenta adquieren un valor inusitado”.
Estas palabras coinciden con la opinión del director francés: “Vivimos una época donde ya no existen grandes ideales y me parece maravilloso si podemos concentrarnos en los pequeños placeres de la vida cotidiana”.
Jeunet quería que la protagonista fuese la actriz Emily Watson, pero no pudo ser, por lo cual se lanzó a conseguir otra persona. Cuando vio a Audrey Tautou supo enseguida que ella sería la elegida. Tomar la decisión le llevó apenas cuatro segundos. “Es una experiencia muy emocional, porque usted ha estado representando a alguien en su mente por meses y ver que la persona se materializa delante de sus ojos es como un milagro”, dijo.