Unos activistas de la organización ecologista Greenpeace protestaron hoy, martes, frente a la sede del banco Westdeutsche Landesbank en Düsseldorf (noroeste de Alemania) para pedir la retirada de un crédito para la construcción de un oleoducto que atravesará Ecuador desde la selva hasta la costa.
Coincidiendo con la celebración de una rueda de prensa sobre los últimos resultados económicos de esa entidad financiera, los ecologistas acumularon a la entrada del edificio central del banco una gran cantidad de ramas de árbol y serrín que simbolizan la destrucción de la selva ecuatoriana.
"El verdadero balance del Westdeutsche Landesbank: millones de árboles destruidos en la selva", reza un cartel que los ecologistas colocaron frente al edificio del banco, participado en un 43 por ciento por el estado federado de Renania del Norte y Westfalia.
Con esta acción, la última de una larga serie de protestas contra el proyecto que llevó a algunos de ellos a visitar en ese país sudamericano las obras de construcción del oleoducto, los ecologistas quieren que el banco retire ese crédito.
Los responsables del banco prometieron revisar el proyecto tras las primeras protestas de Greenpeace, pero por el momento no parece que vayan a echarse atrás en sus planes.
"El balance de ese banco es desolador desde el punto de vista medioambiental", explicó a EFE el experto en selvas de Greenpeace, Oliver Salge, quien precisó que ya se ha construido alrededor de un treinta por ciento del oleoducto.
El secretario de estado de Finanzas de Renania del Norte y Westfalia, Harald Noack, prometió viajar a Ecuador para examinar la situación y "en realidad sólo estuvo cuatro días en Quito, y en cualquier caso no ha presentado aún informe alguno sobre su viaje", lamentó Salge.
Este ecologista añadió que "selvas destruidas, lagos y ríos contaminados y espacios vitales eliminados para especies en peligro de extinción serán las consecuencias del oleoducto.
Greenpeace denuncia que, para sacar provecho del oleoducto, Ecuador debería duplicar su producción de petróleo, con lo que sería necesario otorgar este año nuevas concesiones petrolíferas que tendrían como consecuencia la destrucción de alrededor de un millón de hectáreas de selva virgen.