Carlos Prado y su banda ofrecieron el jueves pasado un concierto de lujo en el auditorio del Banco Central, donde asistieron 250 personas.

 A las 20h30, el telón del teatro se abrió lentamente, mientras el público aplaudía insistente;  “que salga el maestro”, gritaban algunos sentados en la primera fila.

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Ahí se encontraba la cantante Patricia González, que con orgullo miraba al flautista Carlos Prado, su discípulo, vestido de negro y que al comienzo se mostró tímido pero, a medida que se dio el espectáculo de  Una noche de jazz, logró una química con sus seguidores, por su tradicional buen sentido del humor.

La flauta y su pañuelo fueron sus eternos compañeros de la noche. “En realidad me han contagiado con tanto calor”, expresó Prado mientras se secaba el sudor.

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Doscientas cincuenta personas escucharon atentas  El manicero, Un azúcar pa’ti, Cachita, La chica de Ipanema, Mira qué bonito y sabroso,  Nuestro juramento, El Cóndor pasa, Blue Bossa, Luna latina, Patterns for the sky.

La excelente ejecución de los sonidos no solo fue  obra de Prado y su flauta. La banda de músicos que lo acompañó logró la fusión perfecta.
 El piano a cargo de Newton Velásquez, las congas de Gustavo Blacio, la batería de Javier López, los timbales de Giovanny Rosado, el bajo de Glen Falcones y el teclado de Fernando Gil, lograron  nitidez y un ritmo contagiante durante toda la velada.

Algunos se dejaron llevar por el compás de la música y movían sus pies en señal de que querían bailar, pero se abstuvieron.
Carlos Prado se sintió más seguro cuando Patricia González, ayudada  gentilmente por uno de los chicos de la banda, subió al escenario a cantar.
Un abrazo cariñoso selló la gran amistad entre González y Prado. “Déjame felicitarte y saludarte; señores, Carlos para mí es como un hijo”, y tras pronunciar estas palabras cantó  Yo no comprendo, con garra y sentimiento.

“Es un osado, a mí nadie me ha hecho esto. Escogió el repertorio sin consultarme”, dijo riéndose, “pero se lo permito porque le tengo mucho cariño”. Sonó la música y con el vals  Amarradito finalizó su intervención, luego bajó las escaleras y se reincorporó como una más de la audiencia.
 El sonido a cargo de Freddy Bolaños estuvo muy bien y eso permitió que  Black bird, un tema de los Beatles, vibrara al ritmo puro de conga.

“Esto ya mismo llega a su fin, no tengo palabras para decirlo, gracias a Dios estos conciertos son míos por eso me puedo tomar esta libertad”, dijo Prado que agradeció a su asesor de imagen, Alfredo Santos, y  a sus amigos Óscar Heinert y Mario Ramos, a su hermano Héctor, a sus padres, pues “sin ellos yo no podría estar aquí”.

La noche de Prado y su banda culminó al ritmo del tema  Obsesión, con un público emotivo que lo ovacionó de pie.

 MUSINOTAS

Fernando Gil,  el tecladista del grupo de jazz, es el hijo del director coral Enrique Gil y llegó de Argentina, donde realizó estudios. Además, es el mejor amigo de Carlos Prado y era la primera vez que actuaban juntos.

 Patricia González  y Carlos Prado viajarán hoy a Colombia para cumplir con presentaciones.

 El próximo  concierto de Prado se realizará en junio y actuará con el flautista puertorriqueño Nestor Torres. Actuarán en Guayaquil y en Quito.