Quito La Misa criolla, de Ariel Ramírez, interpretada por el coro Blanca Hauser y el grupo Jatari; y la Misa negro-ecuatoriana, con varios grupos de canto, danza y marimba, fueron parte de una misma velada el jueves anterior en el Teatro de la Casa de la Cultura. Una combinación que desconcertó a una parte del público, pero otra la acogió con agrado.
La Misa criolla si bien se basa en cantos religiosos, tiene una ejecución más artística que litúrgica, y así la recibió el público, que aplaudió el buen desempeño coral del grupo. La Misa negro-ecuatoriana, en cambio, fue más un acto litúrgico que artístico, y los asistentes, sin más, se hallaron en una misa con todas las de ley: sacerdote, lectura del Evangelio, sermón y el lavatorio de pies característico del Jueves Santo.
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El desconcierto fue evidente. Entre el público, seguramente había no cristianos o cristianos que no participan del rito católico, y ello explica el porqué muchos salieron de la sala, visiblemente aburridos por el largo sermón, cuando lo que les interesaba era la música.
Otros entendieron que la intención del pueblo negro era compartir su estilo de celebración católica con el público capitalino, y la aceptaron con respeto y curiosidad.
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Varios comentaron que esa fue la única oportunidad en su vida de asistir a una misa afroecuatoriana, y estaban satisfechos, tanto que participaron de la comunión.
En todo caso, quedan razones para pensar que los organizadores de este Primer Festival de Música Sacra, que concluye hoy, no calcularon convenientemente el efecto de la combinación, lo cual no le quita mérito al espectáculo, pues los participantes, en su turno, demostraron honestidad y esmero.
El coro Blanca Hauser y el grupo Jatari mezclaron con acierto la interpretación coral e instrumental. Las 22 voces, con Alberto Negrón como solista, estuvieron acopladas. El teatro entero sintió la energía, que es la base de toda celebración, sobre todo en el Gloria, en ritmo de carnavalito-yaraví. Prolongado aplauso.
Los grupos afroecuatorianos mostraron su particular eucaristía, con bambucos, andareles y cantos de alabanza, reforzados con marimba y percusión. Una celebración distinta de la misa acartonada y tradicional. Una manera festiva de honrar lo sagrado, que está entre el arte y la liturgia.
CLAUSURA
El Primer Festival Internacional de Música Sacra termina hoy con seis retretas en barrios de la ciudad.
A las 19h00 será el Concierto de Campanas en el Centro Histórico, obra del español Llorens Barber, en la que se combinará el sonido de más de 100 campanas.