En 2011, cuando San Biritute regresó a Sacachún, el pueblo empezó a progresar, creen algunos de esa comuna, lo manifestaron el viernes pasado durante la celebración del quinto aniversario del retorno de ese monolito de roca sedimentada, de 2,35 metros, que tiene la cabeza cubierta por una especie de casco. El brazo derecho descansa sobre el estómago, mientras el izquierdo señala el miembro viril y testículos.

Fue el historiador Francisco Huerta Rendón quien tuvo noticias de dicha escultura cuando un cholo le habló acerca de una figura de piedra que propiciaba lluvias, buenas cosechas, sanaba a los enfermos, cuidaba las casas, velaba por la prosperidad y por la seguridad de sus devotos.

Huerta acude al poblado y conoce la escultura. Hace amistad con la gente del recinto y una noche un hombre le confiesa que San Biritute a más de hacer llover, hace regresar las menstruaciones suspendidas.

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Por las noches, la mujer completamente desnuda debía frotarse el cuerpo contra el monolito. Entonces, a fines de 1952, Huerta Rendón fue con monseñor Silvio Luis Haro, quien intentó convencer a los nativos que les entregaran a Biritute a cambio de imágenes cristianas, pero los cholos no quisieron y más bien les dijeron: Si es indecente, ¿para qué se lo quieren llevar?.

Tiempo después el Consejo Cantonal de Guayaquil envió dos camiones y ‘extirparon’ a la escultura que primero reposaba en una calle frente al Palacio Municipal y después se exhibía en el Museo Municipal de la ciudad. Luego de 62 años de estar secuestrada en Guayaquil, San Biritute regresó a su lugar de origen.

Se supone que el nombre de dicha escultura es una corrupción fonética de la palabra latina virtutis que significa masculinidad u hombría. Se comenta que un sacerdote llegó a ofrecer misa y al ver la escultura, exclamó: ¡Este es San Viritutis! Los nativos realizaron los respectivos cambios fonéticos.

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El pasado viernes al mediodía, San Biritute recibió la visita de turistas nacionales y extranjeros, además de artistas y su gente nativa. Aunque no en gran número, al menos, durante esas horas del día. Algunos le depositan ofrendas florales y frutas, queman inciensos. En las cercanías hay puestos que ofrecen artesanías y bocados peninsulares.

Gilberto Lino, actual presidente de la comuna Sacachún, manifiesta: “En 1952 nos robaron a San Biritute y siempre estuvimos peleando para que regresara hasta que el Instituto de Patrimonio Cultural realizó las gestiones para que pueda volver nuestro monolito”.

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Lino asegura que con el retorno de San Biritute, en Sacachún se realizaron obras públicas, mejoró la carretera, entre otros beneficios.

Junto al monolito, Dionisio Tigreros, quien era presidente de la comuna cuando retornó el monolito, manifiesta: “Lo queríamos recuperar porque es nuestro patrimonio, no porque sea milagroso, aunque hay testimonios de mujeres que salieron embarazadas. (I)