Isidro Orrala Suárez, de 78 años, posee la técnica ancestral de elaborar cinturones de piola que tienen un fin muy particular en la comuna Morrillo, ubicada en Santa Elena.

Los cinturones forman parte de una creencia arraigada en la comuna, que se ha transmitido de generación en generación.

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Según la tradición, se debe elaborar un cinturón de piola blanca con algunos nudos y con dos cordones grandes que cuelguen, para ponérselo a la persona que haya fallecido en esa comunidad peninsular.

Orrala expresa que la creencia en Morrillo es que cada difunto debe portar el cinturón de piola blanca para que “con esa correa pueda apartar lo malo, pueda defenderse o también para que le ayude a llegar al cielo”, comenta.

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El artesano cuenta que existen pocas personas que aún conocen la técnica ancestral de elaborar los cinturones, a pesar de que esa tradición se mantiene vigente en la comunidad.

“Es una piola especial que igual se la puede conseguir en ferreterías y para elaborarla nos reunimos 4 personas para poder trenzar el cinturón”, dice el artesano y agrega que en la actualidad algunas personas ya los hacen de otros materiales y con otra técnica para comercializarlos para el mismo fin.

“Lo vienen a buscar, y van donde el muerto, le miden la cintura y luego se arma el cinturón, y después se lo llevan a ponérselo. No se puede enterrar si no tiene su cinturón”, manifiesta Maura Orrala, sobrina de Isidro.

El artesano añade que ni sus hijos ni familiares aprenden la técnica. Sin embargo, espera que la tradición continúe, ya que fue dada por “los antiguos” como una herencia.

Yo desde pequeño aprendí esta forma de hacer los cinturones. Cada que muere alguien me buscan porque es una tradición que acá se mantiene.Isidro Orrala Suárez Artesano