Poder mejorar nuestro bienestar económico es el objetivo de una buena educación financiera, así logramos establecer y discernir las mejores oportunidades de crecimiento de nuestro dinero a raíz de decisiones que han sido meditadas. Lo primero que hay que hacer es controlar nuestros impulsos. “El ser humano basa muchas de sus decisiones en su estado de ánimo, en sus emociones. A veces la persona adquiere un producto porque está en oferta o es el artículo de moda, aunque realmente no lo necesite. Tengo que aprender que no necesito todo lo que me venden”, explica el analista económico, Héctor Delgado.