La pandemia de COVID-19 ha trastocado todos los ámbitos: la salud, la vida, la movilidad, la economía, etcétera. La educación también ha sido afectada, a tal punto de que una gran cantidad de estudiantes no ha podido obtener un buen desempeño en la modalidad virtual y otro tanto simplemente no pudo estudiar un año lectivo. Las clases presenciales en Ecuador llevan suspendidas casi un año para 4,1 millones de estudiantes.

A las puertas de iniciar un nuevo ciclo en la región Costa, y ante la constatación de que la vacunación masiva no tiene fechas definidas, es casi seguro que no se logre reinsertar a los estudiantes que salieron del sistema educativo o igualar en conocimientos a quienes no obtuvieron un aprovechamiento aceptable.

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Sin embargo, se empieza a hablar de implementar una modalidad semipresencial en los planteles educativos, de reservar cupos, etcétera, aunque las dinámicas en los hogares no han superado la falta de empleo o la disminución de ingresos, entre otras situaciones que dificultan cumplir con el necesario soporte familiar para que los estudiantes tengan un buen rendimiento escolar.

El registro y matriculación en establecimientos fiscales de la Costa será entre el 22 de marzo y el 9 de abril. Más de 50.000 niños no fueron matriculados el año anterior y aún hay dudas sobre el nuevo ciclo. El rezago estudiantil puede mantenerse o crecer porque aún hay padres que dudan del sistema semipresencial.

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Según una encuesta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) realizada en noviembre del 2020, el 74 % de los estudiantes del sistema público tiene acceso a internet, pero solo uno de cada ocho cuenta con equipos para su uso personal. Como no se ha podido cumplir con el ofrecimiento de proveer a los estudiantes de acceso a internet y equipos tecnológicos, se deberá diseñar un plan de evaluación educativa con la correspondiente estrategia de nivelación de conocimientos y dar prioridad a la vacunación de los docentes. (O)