Hoy se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores en condiciones menos favorables para cientos de miles de personas que pertenecen a la población económicamente activa. La pandemia de COVID-19, más allá de desatar una crisis sanitaria sin precedentes, también sigue afectando la manera de conseguir recursos económicos para la subsistencia.
Por ello, además del objetivo de lograr una vacunación masiva a la brevedad posible, se requerirá de un esfuerzo enorme para activar las economías familiares deprimidas y para la recuperación de empleos. En ese afán deberán confluir las acciones de los diferentes sectores que intervienen en el proceso de la reactivación del aparato productivo.
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A inicios de la pandemia, el año pasado, las empresas se vieron forzadas a detener sus actividades, algunas cerraron (800.000 empleos formales se perdieron) y otras reorientaron su producción.
Entre marzo del 2020 y el 22 de abril de 2021 se registra la suspensión de 1′047.469 empleados, en su mayoría de los sectores de alojamiento, industrias manufactureras y del sector comercial. 23.577 empresas recurrieron a la suspensión laboral temporal de sus empleados por uno, tres y hasta seis meses.
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Otras opciones adoptadas para aliviar los gastos de las empresas por la escasez de ingresos han sido la reducción y modificación de la jornada laboral, la reducción temporal del salario y el teletrabajo. Después de un año de ajustes, muchos trabajadores se mantienen en la modalidad a distancia, pero el teletrabajo ha supuesto en muchos casos no recibir una remuneración acorde con tiempo extra o sobrecarga de tareas y responsabilidades.
Cabe que se vaya revisando el cumplimiento de los derechos laborales, pues cada vez más trabajadores se suman a la modalidad a distancia. Con el nuevo confinamiento, que rige para 16 provincias, en una semana se sumaron 246 trabajadores. Ya hay 164.282 teletrabajadores en el sector privado y 286.401 en el sector público, según cifras del Ministerio del Trabajo. (O)