Un sector agropecuario desarrollado es una aspiración casi utópica en nuestro medio. Cuántas problemáticas sociales pudieran aliviarse con decisión política y compromiso para la consecución de los proyectos que se diseñan pensando en mejorar las condiciones de vida y de producción de los habitantes de zonas rurales.
Este mes, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) informó de la firma de un Memorando de Entendimiento con ONU Mujeres para estrechar los lazos de cooperación con las Naciones Unidas en favor del desarrollo del sector agropecuario, teniendo como centro a las mujeres rurales dedicadas a la agricultura familiar.
El enfoque de direccionar hacia las mujeres campesinas créditos, capacitación, acompañamiento y el fomento de la asociación conlleva incidir de manera directa en el combate a problemas como la pobreza, la desnutrición y las vulnerabilidades sanitarias.
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La cooperación ayudará a fortalecer los equipos técnicos y a identificar fuentes de financiamiento para la implementación y evaluación de la Estrategia Nacional Agropecuaria para Mujeres Rurales.
La representante de ONU Mujeres en Ecuador ha señalado acertadamente que transformar la realidad de las mujeres es la posición más inteligente para transformar la realidad de todas las personas.
La firma del acuerdo referido es la culminación de un proceso de dos años de trabajo y supone el reto de transformar la vida de las mujeres rurales, para que sean autónomas y formen parte de los espacios de decisión sobre la producción, lo que incidirá de manera positiva en la seguridad alimentaria, el crecimiento económico, la producción y el desarrollo agrícola, prodigando bienestar social en el ámbito rural, con lo cual se disipa la necesidad de migrar hacia zonas urbanas con el consecuente abandono del campo.
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La mujer es copartícipe del trabajo del agro y su accionar requiere ser visibilizado y valorado al incluirla en el diseño de políticas públicas agropecuarias con enfoque de género. (O)