El Estado Mundial de las Niñas: Déjame ser una niña, no una esposa. Ese es el título de un alarmante informe en el que se evidencia la persistencia en Ecuador de matrimonios y uniones a temprana edad.

El matrimonio infantil está prohibido en Ecuador desde 2015, mientras según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de Ecuador y de Unicef recogidos en el informe, el 26 % de las mujeres de entre 18 y 49 años se casaron o unieron antes de los 18 años, y el 16 % de las adolescentes y mujeres entre 15 y 19 años han estado o están casadas, divorciadas, viudas o en unión informal.

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Socorro perpetuo

El 19 de junio de 2015, con la publicación de la reforma al Código Civil, entró en vigencia el artículo 83 que señala: “Las personas que no hubieren cumplido dieciocho años no podrán casarse”. Un análisis de la organización CARE advirtió desde entonces que la reforma corría el riesgo de no ser aplicada “debido a la existencia de leyes consuetudinarias, costumbres o tradiciones culturales y religiosas que respaldan tales prácticas, y que han convertido este fenómeno en un hecho corriente, parte de una realidad en la que han sido naturalizadas múltiples violencias de género”.

Las causas de los matrimonios precoces no han cambiado, de acuerdo con el reciente estudio difundido por cables de noticias internacionales: embarazo adolescente, la pobreza, la violencia de género y el control de la sexualidad femenina.

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Aunque representantes de Plan International Ecuador reconocieron en la presentación esfuerzos del Estado. Los datos reflejan una realidad que grita que no se ha hecho lo suficiente.

‘Son niñas, no esposas’: así es el proyecto de ley con el que Colombia prohíbe el matrimonio infantil

Las carteras de Gobierno tienen una deuda enorme cuando casi el 25 % de madres menores de 18 años viven en uniones tempranas o han sido casadas.

La educación y la salud son ejes fundamentales por trabajar. La desigualdad y la pobreza están garantizadas si no se unen esfuerzos para reducir la tasa de niñas madres y ‘esposas’. La sociedad también tiene que hacer su parte, sin duda. No se pueden ignorar temas como estos. (O)