La visita de la secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., Kristi Noem, en medio de la campaña del referéndum y consulta popular deja varias lecturas, pues justamente una de las preguntas que deberán contestar los ecuatorianos es si se elimina la prohibición constitucional de tener bases militares extranjeras.
La funcionaria estadounidense ya estuvo en Ecuador en julio pasado y suscribió un acuerdo para facilitar el intercambio de oficiales para capacitación en materia de seguridad. Esta vez, según el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, vino para hablar de cooperación en medios y equipos tecnológicos de los cuales Ecuador aún carece para poder identificar a las amenazas en lugares extensos, como el mar o las fronteras. Lo que, afirmó, permitiría ser más efectivos en el combate contra las estructuras criminales.
Noem se entrevistó con el presidente Daniel Noboa en la base Eloy Alfaro de Manta –donde de 1999 a 2009 ya hubo un Puesto de Operaciones de EE. UU.– y en la base Cosme Rennella de Salinas. Los actos realizados hacen pensar que dicha cooperación podría aumentarse hasta tener presencia de fuerzas de dicho país en territorio ecuatoriano. Pero aún es una hipótesis, y ni Noem ni Noboa ofrecieron declaraciones al respecto.
Publicidad
La lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico requiere cooperación internacional, especialmente de países desarrollados en donde está la demanda que motiva la producción en países de menos recursos, como los de Sudamérica. Y Ecuador, al estar ubicado en medio de los mayores productores de cocaína del mundo (Colombia y Perú), debe trabajar arduamente para disminuir su rol de centro de acopio y exportación, que ha generado el incremento exponencial de violencia en recientes años.
El país necesita ayuda en materia de seguridad, aunque esta visita también podría entenderse como un respaldo del presidente Donald Trump a su homólogo ecuatoriano, aliado en la región, en periodo electoral, como lo hizo con Javier Milei en Argentina hace unas semanas. (O)
