Existe desorden en el hospital de Especialidades de Portoviejo. Estuve el viernes 30 de abril desde las 08:00 para vacunarme contra el COVID-19 porque como médica me tocaba ponerme la segunda dosis, pero también había personas de la tercera edad y, lo de Ripley en esto, es que le habían entregado la lista de las personas por vacunarse al guardia de seguridad del hospital. El pobre hombre no tenía ni idea de cómo hacer.

Y al no haber dado un número de turno para que las personas de la tercera edad se apliquen la vacuna, las tuvieron de pie esperando más de una hora, habiendo una sala de espera con sillas. La fila avanzaba tan lento porque estaban imprimiendo los certificados de vacunación que lo hacían con una lentitud, porque el sistema de interconexión estaba lento. Realmente es lamentable la poca capacidad de organización que existe en el plan de vacunación para combatir el coronavirus, y los platos rotos los pagan las personas que quieren vacunarse. (O)

Syayna Pandzic Arapov, doctora en Medicina; Manta, Manabí