‘No son clientes, son pacientes’ es el título del artículo cuya autora es la señora Nelsa Curbelo, mi distinguida exmaestra, que aparece en la sección Opinión de este Diario, en la página 10 del 6 de agosto del 2025, sobre el cual con toda consideración y respeto hago el siguiente comentario: toda aquella persona u organización de cualquier índole que adquiere o recibe un producto o servicio a cambio de dinero o de diferente manera de retribución es, sin duda alguna, un cliente. En el caso concreto de un afiliado al IESS, es un cliente, porque paga (aporta) obligatoriamente y por adelantado por medicinas (producto) y/o servicios (atención médica). Los jubilados que durante su vida laboral ya aportaron durante muchos años por estos conceptos de igual manera son también clientes, sin dejar de ser pacientes. De ahí que comparto lo manifestado por aquel alto funcionario que dijo durante una inspección hospitalaria pública que los clientes del IESS “deben ser bien atendidos”, porque seguro estaba de que no son bien atendidos. Cabe recalcar que desde hace ya varios años los clientes de esta entidad pública autónoma, encargada de administrar la salud de sus afiliados y jubilados en general, pasamos las de Caín para conseguir una cita médica y para recibir las medicinas que el médico tratante nos prescribe, porque en sus farmacias no hay la mayoría de las medicinas que pagamos por adelantado, aunque el director ejecutivo anterior decía que el stock en farmacias existía en un alto porcentaje, incurriendo en una total falta de respeto y consideración para con sus aportantes, que comprobaban lo contrario cada vez que a ellas acudían. Entonces, obligatoriamente el cliente se convierte en comprador obligado, cuando adquiere las medicinas que esta institución tiene la obligación de proveerle y no se las da, lo que debe llenarlos de vergüenza. Ojalá con el nuevo director ejecutivo las cosas adquieran un cambio radical, porque desde hace ya muchos años lo venimos esperando. (O)

Luis Alberto Hurtado Riera, Guayaquil