Por varias ocasiones he solicitado —por este medio de comunicación, sección de cartas— que la ATM (ex Autoridad de Tránsito Municipal, que cambió de razón social desde diciembre del 2020, y mediante ordenanza emitida por el cabildo pasó a denominarse Agencia de Tránsito y Movilidad) se moleste en organizar el transporte público de Guayaquil, que parece ser el peor del país.

Salvo excepciones, la mayoría de las líneas de colectivos labora desorganizadamente irrespetando al usuario y los reglamentos, haciendo caso omiso generalmente de los paraderos, recogiendo o dejando al pasajero cuando les da la gana, como la línea 82, que pasa por el sector de Sauces, y ciertas unidades de la línea 89, aunque generalmente funciona en forma más organizada. Esperamos que la administración de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) cumpla sus funciones para hacer respetar al usuario, así como al peatón y al ciclista, que muchos conductores inciviles creen que su vehículo tiene preferencia, conduciendo además a exceso de velocidad o infringiendo las señales como si esta ciudad estuviera habitada por una población bárbara. (O)

María Anunzziata Llerena Naranjo, Guayaquil