La transformación es la clave. Como alguien que ha luchado contra la adicción durante años y ha desarrollado un sistema de recuperación efectivo, me preocupa que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estime que un muy bajo porcentaje de las personas adictas se recupera. Este dato es desalentador, especialmente cuando se compara con la tasa de recuperación de otras enfermedades crónicas.
He visto de primera mano el sufrimiento y la lucha que conlleva la adicción. Sin embargo, después de años de investigación y trabajo, he llegado a la conclusión de que el problema no radica particularmente en los tratamientos en sí, sino en el seguimiento y el apoyo posterior. Es ahí donde mi proyecto de finca autosustentable podría ser especialmente efectivo.
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En esta finca, los adictos en recuperación podrían vivir en comunidad, trabajar y reintegrarse a la sociedad gradualmente. El entorno de apoyo con una estructura organizada les permitiría desarrollar habilidades y confianza, haciendo que superen la adicción de manera más efectiva.
Mi experiencia me ha enseñado que la recuperación de la adicción requiere un enfoque integral que vaya más allá del tratamiento médico. La clave está en proporcionar un entorno estable y apoyo emocional, permitiendo a los individuos reconstruir sus vidas y encontrar un propósito.
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Es hora de replantear nuestra estrategia para abordar la adicción y enfocarnos en la recuperación a largo plazo. Con un enfoque más integral y apoyo adecuado, creo que podemos superar el bajo porcentaje que estima la OMS y ayudar a que más personas puedan recuperarse de la adicción.
Desde mi experiencia en muchas de las clínicas de recuperación en Ecuador, estas no sirven para la recuperación por cómo ‘trabajan’, y por eso presento mi propuesta sustentada en todo lo que expongo en esta carta. (O)
Javier Sebastián Barragán Rovira, abogado, Guayaquil