En esta batalla por la vida humana, el don maravilloso de Dios está más claro, que lo primero es obedecerle antes que a los hombres: “No matarás”... No matarás al justo y al inocente; defiende la dignidad del ser humano creado a su imagen y semejanza; pide respetar y proteger la vida humana desde su concepción hasta su término natural.

En cuanto a la ley de los hombres, la Constitución del Ecuador es clara en proteger la vida desde su concepción, y también es clara en afirmar que en este país no está permitida la pena de muerte.

No se puede matar seres humanos inocentes en el vientre de su madre. No es lícito, y es gravemente inmoral ante la ley de Dios y la ley de los hombres. (O)

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José Miguel Páez Jorquera, médico, Guayaquil