Existen, por desgracia, canales de televisión que, por ganar rating, no miden las consecuencias e incluyen en su programación ridiculeces, desnudos, vocabulario inapropiado y escenas sexuales y eróticas nada convenientes para niños y jóvenes en horarios abiertos. Esto, como es obvio, induce especialmente a los jóvenes a tratar de imitar ciertas conductas nada aconsejables para su formación y que, sin lugar a dudas, van en contra de la moral y las buenas costumbres.
Los contenidos de ciertos programas no tienen nada de instructivo, provechoso ni recreativo; por el contrario, tienden a fomentar los antivalores y constituyen un mal ejemplo para los televidentes más vulnerables.
No quiero en esta ocasión mencionar canales ni programas a fin de no herir susceptibilidades, pero confío en que los directa o indirectamente aludidos se concienticen y hagan un mea culpa, reprogramando y mejorando la calidad de sus programas.
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La ciudadanía solicita a quien corresponda acoja estas sugerencias y pedidos ciudadanos, filtre y censure la programación de los diferentes canales antes de salir al aire, en beneficio de las nuevas generaciones que están en proceso de formación. (O)
Fabiola Carrera Alemán, Quito