En el debate sobre el futuro del Ecuador y la reactivación de su sector turístico, con frecuencia se habla de inversión extranjera, infraestructura o incentivos tributarios. Además, los municipios, en su intento de apoyar al turismo, suelen implementar medidas puntuales, como hacer peatonal una calle o realizar ferias gastronómicas y de productos. Sin embargo, estas actividades son generalmente puntuales, por horas o días, y carecen de constancia.
Lo que se necesita es planificar calendarios de actividades turísticas constantes y de periodos prolongados, que permitan atraer visitantes de manera sostenida y consolidar la identidad de la ciudad como destino turístico.
Pero existe un punto de partida básico y el más importante de todos: la seguridad ciudadana. Sin seguridad, cualquier esfuerzo de desarrollo turístico carece de sostenibilidad y eficacia.
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Todos tenemos presente la experiencia de la ciudad de Medellín, en Colombia. Sus autoridades comenzaron reorganizando el enfoque de seguridad. Trabajaron estrechamente con la policía y adoptaron nuevas estrategias de prevención y protección. Gracias a ello, Medellín hoy se posiciona como una de las ciudades más atractivas para turistas a nivel mundial, con un aumento de visitantes internacionales superior al 15 % anual en los últimos años.
En Guayaquil, los territorios en los que se ha aplicado una gestión de seguridad constante –no esporádica– durante por lo menos diez años muestran datos estadísticos muy positivos. En estas zonas, la ciudadanía mantiene una plena cercanía con la policía, y los agentes conocen a los moradores de sus sectores asignados, incluyendo escuelas, emporios, lugares turísticos y puntos críticos. Este conocimiento georreferencial detallado permite que la policía cumpla eficazmente sus funciones y que los ciudadanos puedan identificar, reconocer y confiar en sus agentes, fortaleciendo un nexo sólido entre comunidad y autoridad policial.
Necesitamos inversión extranjera
Estadísticamente, en los barrios donde se ha logrado este nivel de contacto se han reducido los índices delictivos, un resultado admirable que demuestra que la seguridad constante y cercana genera un impacto tangible en la protección de los ciudadanos y en la percepción de seguridad, elemento clave para el desarrollo turístico.
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El mecanismo para garantizar la seguridad turística no puede ser improvisado. Es necesario establecer un vínculo cercano entre la ciudadanía y la Policía, trabajando en cada circuito y distrito con los servidores policiales asignados.
Una vez cimentada la seguridad, los municipios deben enfocarse en fortalecer la oferta cultural, porque la cultura es un motor de atracción turística y cohesión social. La colaboración con colectivos culturales, asociaciones, fundaciones, agrupaciones de artistas y gestores culturales permite organizar festivales, exposiciones, talleres y programas educativos que transforman la ciudad en un destino vibrante.
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La sinergia entre cultura y seguridad incrementa el flujo turístico, potencia la economía local y consolida la identidad urbana.
Think Tank CCG: forjando Guayaquil
El binomio seguridad–cultura es clave para un turismo sostenible y exitoso. Mientras la seguridad otorga confianza y protección, la cultura ofrece sentido de pertenencia, experiencias auténticas y atractivo diferenciado.
Los municipios del Ecuador deben comprender que la reactivación turística y económica no llega por decreto ni fórmulas mágicas. Solo es posible cuando las ciudades son seguras, organizadas y culturalmente vibrantes. Ahí está la clave de un turismo próspero y sostenible: la seguridad como cimiento, y la cultura como motor del desarrollo turístico y la promoción de las ciudades. (O)
Gustavo Rivadeneira, gestor cultural y de seguridad, Guayaquil
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