¿Vivimos un nuevo holocausto? La irracionalidad sentencia a muerte a la más inocente de las criaturas a través de la ley de aborto por violación. Se acusa al bebé de ser culpable de aumentar el trauma psicológico de la mujer violada, frenar sus proyectos de vida y planes futuros; de ser una carga económica para esa familia; de no tener derecho a la vida y no lo dejen nacer.

Sus acusadores y ahora jueces han dictado sentencia de pena de muerte al niño, donde pintan sus máscaras de relajación moral con el sufrimiento provocado por una violación, sabiendo que el bebé no provocó el delito, sin importar que ese nuevo ser humano con su inocencia, ternura, florece como bálsamo de las heridas del dolor del abuso y la violación; de la violencia nace un niño que no es violento, no destruye vidas, que reafirma con su existencia una nueva esperanza a la mujer cuya naturaleza la hace capaz de crear otra vida. No seamos cómplices y promotores del genocidio moderno, poniendo en vigencia una ley de muerte. (O)

Syayna Pandzic Arapov, doctora en Pediatría, Manta, Manabí