El CoV SARS que causa enfermedad respiratoria grave infecta tanto la vía respiratoria superior como las células epiteliales alveolares, produciendo lesiones pulmonares desde leves hasta graves. Los virus o partículas víricas también pueden detectarse en otros órganos, como los riñones, el hígado y el intestino delgado, así como en las heces.

A pesar de que el pulmón se reconoce como el órgano más afectado por el SARS CoV 2, el mecanismo exacto de lesión pulmonar es controvertido. Es probable que la proteína de la espícula del SARS CoV 2 contribuya en la patogénesis de la enfermedad, además de un mecanismo inmunopatológico del huésped. Estas son las razones por las que la inmunización masiva de más del 90% de la población produce una inmunidad colectiva, por lo que disminuye la tasa de contagio y la severidad de la enfermedad, además de dar protección contra infecciones por nuevas cepas circulantes.

La erradicación de la viruela es el mejor ejemplo de la participación internacional mundial para eliminar una enfermedad infecciosa importante. La iniciativa fue de Rusia que la presentó en la asamblea de la OMS en Alma Ata, en 1960; Estados Unidos la apoyó. La OMS impulsó la campaña mundial de vacunación en algunas de las naciones más pobres de la Tierra con éxito impresionante. Hoy una campaña mundial similar podría lograr erradicar la poliomielitis e incluso de la hepatitis B, hacia el año 2040.

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La rentabilidad de la inmunización masiva genera ahorros en hospitalizaciones y tratamientos médicos. Y con tasas de vacunación superiores al 90% de la población, se producirá inmunidad colectiva para evitar la propagación del virus y el contagio entre la población, disminuirá la letalidad del virus y la enfermedad (en este caso de COVID-19) en los pacientes vacunados será menos grave.(O)

Jaime Galo Benites Solís, clínico intensivista, Guayaquil