Si bien en las últimas décadas han existido avances importantes alrededor del mundo y en diversos sectores para mejorar las condiciones de acceso a educación y al mercado laboral de las mujeres, aún falta mucho por realizar, y es una tarea conjunta entre todos los actores de la sociedad. Existen diversos obstáculos por superar, tales como violencia de género, inserción laboral, acoso laboral, inclusión educativa, presencia política, entre otros; y no se trata de estar obligados a garantizar sus derechos, sino entender que siempre han existido.
Depende más de nosotros que de los demás
Según el Foro Económico Mundial (FEM), Islandia es uno de los mejores lugares del mundo para ser mujer, donde han cerrado en más del 90 % su brecha de género, logrando avances en este sentido mayor que cualquier otro país del mundo, lo que ha hecho que por 16 años consecutivos encabece el ranking mundial del Índice Global de Brechas de Género de este organismo; reflejado, por ejemplo, en que tanto las madres como los padres tienen al menos tres meses de permiso parental pagado, las empresas de este país deben demostrar que ofrecen igual retribución económico tanto a las mujeres como a los hombres, igualdad en horarios de trabajo, entre otros. A pesar de ello, aún faltan avances por concretar, pues se presentan situaciones de hostigamiento laboral, discriminación en el lugar de trabajo (especialmente a las mujeres migrantes), etc.
A Islandia la acompañan otros países en el ranking de Índice Global de Brechas de Género, tales como Noruega, Suecia, Finlandia, Namibia, entre otros. Con el cierre de su brecha general de género se evidencia un mejor escenario socioeconómico para ellas. Otro dato por destacar es que desde 2015 viene creciendo el número de mujeres en posiciones de liderazgo en los negocios; además, las mujeres cada vez tienen una posición más activa y preponderante en los diversos sectores, uno de ellos el tecnológico. Aunque existen ciertos logros directivos, se observa aún que pocos son los países en que las mujeres tienen una importante participación en los consejos directivos de las compañías. De igual manera, existe evidencia de que las empresas que aumentaron la contratación de mujeres en un 10 % vieron en promedio un aumento del 2 % en sus rendimientos; así mismo, la evolución de las necesidades laborales empodera a las mujeres. Hay que tener presente que la nueva economía no se basa en la fuerza física, sino en habilidades que son fáciles para las mujeres, como la determinación, la atención al detalle y el pensamiento medido, ya que el cerebro femenino está naturalmente conectado para la visión estratégica a largo plazo y la construcción de la comunidad. Es preciso señalar que el progreso en la igualdad de género se viene desacelerando en el mundo y tomará 123 años para cerrar la brecha global de género, a criterio del FEM.
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Pensamientos y reflexiones que contribuyen a la salud mental
En el caso del Ecuador, de casi nueve millones de personas que forman la población económica activa, casi 3,7 millones son mujeres, y poco más de un millón tienen un empleo adecuado, el 53 % de los desempleados son mujeres, y casi el 10 % de las empresas del país están conducidas por una mujer. Los países que tienen una mayor igualdad de género muestran que a mayor diversidad y paridad de género mejor es la toma de decisiones, debido a mayor participación en todos los niveles, que genera un liderazgo más colaborativo, empático y participativo. De ahí que los Gobiernos y las empresas deben alentar una mayor inserción de las mujeres en distintos ámbitos. (O)
Jorge Calderón Salazar, analista económico, Guayaquil


















