El año pasado en todo el país los incendios forestales destruyeron más de 5.000 hectáreas de bosques, según publicaciones en los órganos de comunicación colectiva.

En los quehaceres, los campesinos prenden fogatas que en las épocas donde la vegetación está seca después el fuego se extiende más y no lo pueden controlar. Se suman personas irresponsables que tienen el pasatiempo, juego, irracional de la quema de árboles, pasto seco, por consiguiente mueren calcinados animales que tienen sus hábitats en los bosques. Los niños desde las escuelas necesitan que les despierten la conciencia hacia la naturaleza porque es parte de su mundo, la misma que necesita el cuidado del hombre. (O)

Edmundo Villamizar, Ambato